Lapsus legislativo

Eliécer Cárdenas E.

 Una legisladora amazónica, durante su intervención en el transcurso de una asamblea en su provincia, señaló que “Si roban, roben bien, y justifiquen bien”. Esta frase, nada ciceroniana, causó escándalo a nivel nacional, y el rasgamiento de vestiduras entre los honorables legisladores no pertenecientes a la bancada de la citada parlamentaria.

El bloque respectivo, a través de sus máximos dirigentes, justificó, o trató más bien de justificar, semejante alocución de la colega con una explicación lingüístico-étnica, en el sentido de que, como la parlamentaria es quichua hablante, seguramente no pudo expresarse en correcto español, sea por falta de prosodia o de ortografía locutiva. De ser así, sería preciso que expertos de la Real Academia de la Lengua Española, y sus pares de la Academia de la Lengua Quechua, con sede en el Cusco, deliberen acerca de lo que quiso y no pudo decir la parlamentaria en cuestión, posiblemente aquejada del “Síndrome de Babel”, afección del área cerebral donde se manejan las lenguas, y que tienden a confundirse en determinados pacientes cuando hablan.

La frase del escándalo, en sí es horrible, pero, encierra una gran verdad para los corruptos, ya que estos deberían no dejar huella de sus iniquidades para que nadie los note, pero como hasta los hechos más ocultos y secretos suelen salir a flote, aquello de “Robar bien”, jamás resulta.

Ahora lo de “justificar bien”, en nuestro país tan singular, resulta una verdad, si consideramos que, por ejemplo, la Contraloría en dos períodos sucesivos, ha sabido dejar que se “justifiquen bien” los multimillonarios perjuicios al Estado, mediante su apropiación ilícita, mediante el mecanismo de desvanecer las glosas. Aquello es en buenas palabras “justificar bien” aquellos mega robos.

Por lo tanto, la legisladora en cuestión debería ser medio llamada la atención por la primera mitad de su frase, y no recibir ninguna admonición por la segunda mitad, en este Ecuador donde la mayor parte de los grandes delitos al Estado… “Se justifican bien”, sea mediante los famosos desvanecimientos de glosas, incendios misteriosos en la Contraloría, o la inefable actuación de ciertos operadores de justicia, encargados de justificar lo injustificable. (O)