El ejercicio del poder en las más altas dignidades, conlleva una serie de responsabilidades y toma de decisiones. Es evidente que debe hacer frente a problemas del momento de manera inmediata, pero, es necesario considerar visiones del futuro ya que los Estados permanecen más allá de la existencia de los gobernantes. Las primeras autoridades deben considerar las dos dimensiones. Piensan algunos que hacer frente a los problemas del momento es propio de gobernantes, pero gestiones cuyos efectos se verán en el futuro es de estadistas. En el primer caso hay la satisfacción del deber cumplido que, en algunos casos halaga la vanidad, en el segundo la inversión global no la disfrutará su ejecutor.
Salud y educación son derechos básicos que, más allá de situaciones inmediatas, crean condiciones para el futuro. La salud, más allá de la atención del momento, debe considerar condiciones para que los ciudadanos en el futuro robustezcan su estructura global. Superar la desnutrición infantil del momento contribuye a mejores condiciones de las personas en el futuro, fundamental en una visión global de desarrollo. La campaña que emprenderá el gobierno en este campo no se capta de manera inmediata. Sus resultados funcionarán cuando los niños lleguen a adultos en mejores condiciones, lo que beneficiará a futuros gobernantes.
La educación que desarrolla las condiciones de las personas y las prepara para hacer frente a las necesidades de mejor manera, puede considerarse una inversión futura ya que una población mejor educada mejora las condiciones económicas globales. Debe llegar a todos. Qué mejor que se cuente con buenos edificios, pero, lo más importante es que no excluya a nadie. Las escuelas del milenio del correato son obras monumentales, pero fue descabellado cerrar escuelas modestas en el sector rural que ha privado de este derecho a niños. Los efectos de la reapertura de estas escuelas se verán en el futuro, ya que los resultados de este proceso no tienen efectos inmediatos. Son medidas propias de un estadista.
