Las competencias de tránsito

La propuesta de la Agencia Nacional de Tránsito –ANT-para que la Municipalidad de Cuenca, a través de su Empresa de Movilidad –EMOV-, asuma el control del tránsito vehicular en las vías Medio Ejido-Sayausí, Cuenca-Azogues, y en la Panamericana Sur, quedó en un simple ensayo.

Las dos primeras vías, prácticamente están dentro del área urbana. Incluso gran parte de la tercera.

Las vías interprovinciales están a cargo del Ministerio de Transporte y Obras Públicas –MTOP-. Ejerce el control del tránsito por medio de la Comisión de Tránsito del Ecuador –CTE-, incluyendo en los tramos que cruzan por las ciudades. Es el caso de las referidas carreteras al pasar por Cuenca.

De otras vías se hacen cargo los Consejos Provinciales y las Municipalidades.  Asimismo, del citado Ministerio es parte la ANT y la CTE.

Ese es el panorama del desorden administrativo que prima en el país. Esto da lugar a la dispersión de recursos, entorpece la gestión, permite que las autoridades esquiven el bulto cuando hay reclamos ciudadanos, y hasta cae en el juego político.

Años atrás, el Municipio de Cuenca fue pionero en el país en asumir las competencias de tránsito. Las   administraciones de la época las consolidaron, tanto que se creó la Empresa de Movilidad.

La creación de agentes civiles de tránsito, el otorgamiento de permisos de operación, de licencias de conducir, la matriculación vehicular, prueban que asumieron tales competencias con responsabilidad, aún con limitados recursos económicos, técnicos y humanos, más la oposición casa adentro.

Ahora que la ANT pide a la Municipalidad completar la transferencia de competencias surgen los desacuerdos. La EMOV aclara que para el efecto requiere más de USD 2.5 millones. Ha expuesto sus razones. Es obvio que ese proceso es imposible sin recursos.

En respuesta, la ANT pone fin a su iniciativa. A porrazo recibido, porrazo devuelto.

No cabe que entre representantes de instituciones públicas no dialoguen de manera directa para encontrar salidas a mediano plazo. Sobre la madurez ha primado el desplante de parte y parte. (O)