Continúan los escándalos

Marco Carrión Calderón

Me refiero a escándalos que siguen sacudiendo la conciencia del mundo por los abusos sexuales en relación con la iglesia católica y sus sacerdotes en todo el mundo.

Hace pocas semanas se conoció el terrible hecho de fosas y múltiples tumbas sin nombres de 182 niños indígenas que fallecieron mientras estaban al cuidado del Estado, cerca de escuelas católicas, en la Columbia Británica, Canadá. Esto se produce después que se hayan encontrado casi mil tumbas sin identificaciones desde finales de mayo en antiguas escuelas de ese país. Pudieron haber estado marcadas en algún momento, pero se cree que los representantes de la Iglesia Católica quitaron las lápidas; esto es un delito porque se trata de alteración intencional de la escena del delito.

He leído en un periódico que al decir del Jefe de la Federación de Naciones Aborígenes Soberanas de Saskatchewan “sin duda estaban tratando de ocultar el número de niños que fueron abusados y asesinados en esas instituciones”.

En 2018, un informe de la Iglesia Católica de Alemania admitió «al menos» 3.677 casos de abuso sexual infantil por parte del clero entre 1946 y 2014, Cada sexto caso involucró una violación y al menos 1.670 miembros del clero estuvieron involucrados.

Hace algunos días el cardenal Reinhard Marx, renunció a su cargo de arzobispo de Munich, diciendo que quería compartir la “responsabilidad por la catástrofe del abuso sexual” por parte de funcionarios de la Iglesia católica. “Toda la Iglesia está en crisis debido al asunto de los abusos”, le contestó Francisco I y «Todo obispo de la Iglesia debe preguntarse: ¿qué debo hacer ante esta catástrofe?».

El problema para los niños, cuyos padres los envían a escuelas y más instituciones católicas para su “formación y educación” es que mientras pasa el tiempo esperando que las cosas cambien, siguen produciéndose los abusos a esas infelices víctimas. Y no se puede soslayar el hecho tremendo de que muchos niños ni siquiera avisan sobre lo que les está sucediendo, guardan silencio y siguen siendo victimizados por diversas razones entre ellas vergüenza o porque los padres no creen o prefieren ocultar los hechos, pero, la lista de clérigos abusadores es infinita. (O)