El mayor himno judicial

Alberto Ordoñez Ortiz

La conocida expresión “papa caliente”, acuñada por el imaginario popular certifica que hay algo que resulta intolerable. Decir por ejemplo que: “hay que robar, pero bien robado”, es una típica papa caliente. Pero más allá de ese cinismo de trastienda, la verdad -sin cortapisas- es que al momento hay varias papas calientes que incomodan al gobierno y que aspiramos a que serán encaradas con el temple cívico que corresponde a todo verdadero estadista.

Me estoy refiriendo a papas calientes como las cárceles convertidas hoy en centros para el crimen, amén de otras graves infracciones, de igual modo que a las despóticas amenazas de la CONAIE por el alza de las gasolinas ordenada por Moreno. El iracundo tono empleado nos recuerda a Rafael el dictador de pacotilla: ¿estará detrás de la movida?; sin olvidar, por supuesto, la insólita acefalía bicéfala de nuestra capital, a la que hay que agregar la vacancia producida por la ausencia simultánea de Contralor y Subcontralor.

Problemas como los reseñados, revelan la ilimitada audacia de ciertos actores políticos que con crasa mala fe pretenden dar a los mismos un cariz jurídico en orden a “sacarse el clavo” por la condena penal en contra de Correa, apuntando así a desprestigiar a la Función Judicial que, -dicho sea de paso-, por regla general, excepciones de por medio, -nadie repara que las cárceles (en lo que a ese rubro concierne) están al tope por acción de los jueces, cierto que faltan más, pero como dice el doctor Iván Saquicela, Presidente de la Corte Nacional, “no somos perfectos”, cumple, -la Corte, claro está- su rol estelar: el de administrar Justicia, con mayúsculas, ¡sí!, porque fue la que sentenció al asilado de Bélgica a 8 años de prisión que, sin la menor duda es el mayor himno escrito y cantado por los jueces que tuvieron la entereza de dictarla. (O)