¿Carnaval anticipado?

Claudio Malo González

Las fiestas carnavaleras son entre febrero y marzo y una tradición de nuestro país era lanzar agua a cualquier persona. Hace algunos días la televisión nos mostró en el ceremonial para exaltar en el primer grito de independencia, a un edil quiteño lanzando un vaso de este líquido al alcalde destituido que con uñas y dientes se aferra a su cargo, pese a que su destitución fue aprobada por la máxima instancia del poder electoral, siguiendo una trama leguleyesca ininteligible para las personas comunes y corrientes sigue físicamente en la Alcaldía

Cuando un alcalde es destituido por la mayoría de concejales, si funciona esa condición indispensable al ser humano: DIGNIDAD, el expulsado debe aceptar esta decisión. Si predomina la indignidad, puede recurrir a una serie de maniobras de diferentes colores para aferrarse al cargo cuestionado. Llama la atención la confusión del sistema jurídico que, recurriendo a trucos y triquiñuelas posibilita que se haga realidad aquella afirmación de que el sentido común es el menos común de los sentidos. Se cuenta que a una candidata a un certamen de belleza le preguntaron quién era Confucio respondió: un señor chino que inventó la confusión. Ese señor participó en algunas de nuestras leyes.

Nos apena mucho que nuestra bella capital, en su municipalidad, esté descabezada por varias semanas, ya que si “hay dos cabezas” no hay cabeza. Siempre hemos creído que en muchos aspectos el poder seccional es más eficiente y ágil que el nacional; nos apena mucho que lo que ocurre en Quito ponga en tela de juicio esta creencia. Si alguien dice que se trata de un incidente, está mal ubicado ya que es un grave “accidente”. (O)