La verdadera revolución

Hernán Abad Rodas

Una revolución es un cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato.

Los cambios revolucionarios, además de radicales y profundos, han de percibirse como una ruptura del orden establecido, o una discontinuidad evidente con el estado anterior de las cosas; si no es así, debería hablarse mejor de una evolución, transición, o de una crisis.

Considero que: Liberar a la justicia del cautiverio político en la que aún se encuentra, elevar el nivel educativo de las masas y la productividad de un país, y así conformar una sociedad competitiva, constituyen para mí una verdadera revolución del siglo XXI, la misma que lamentablemente está ausente en nuestro vapuleado Ecuador, y que nos impide salir del hambre y la miseria en la que vivimos inmersos.

Aumentar la productividad de una sociedad es una tarea muy compleja y de largo plazo, va asociada a la competencia, inversión extranjera, comercio global, innovación y desarrollo tecnológico, crédito, tributación adecuada etc.

Ecuador es una nación pequeña en el contexto internacional por el tamaño de su economía, pero, es un país grande por sus características geográficas, por sus recursos naturales, por su potencial de crecimiento.

La justicia libre de cualquier tipo de cautiverio, con instituciones sólidas, combatiendo la corrupción a cualquier nivel, sepultando el populismo, la demagogia económica y política, todo dentro de un marco de auténtica democracia y respeto mutuo entre gobernantes y gobernados; serán las señales adecuadas que debemos enviar al entorno internacional, para que el país puede entrar en una senda de crecimiento económico, única manera de disipar los negros nubarrones del desempleo, el hambre, la miseria y la inseguridad que continúan cubriendo todo el territorio nacional.

 No hay revolución posible sin una transformación profunda de nuestra psique a nivel individual, porque nuestra mente está programada por el sistema en el que vivimos inmersos.

Nadie nos salvará del hambre, el desempleo y la miseria con brillantes proclamas de una sociedad justa y equitativa.

“La política actual es un cementerio que contiene las tumbas morales de gentes que empezaron como supuestos revolucionarios y resultaron rebeldes oportunistas, corruptos y con alma de fascistas” (Erik From).

Tendremos una verdadera revolución, el día en que seamos capaces de extender la mano al adversario, de sonreírle al diferente y de aceptar que hay otras verdades.

Los que asumimos la responsabilidad de escribir, tenemos el deber de enaltecer los supremos valores humanos como la paz, la justicia, la democracia, la libertad y la verdad, de cuidarlos y hacerlos revivir. (O)