Matriarcado

Josefina Cordero Espinosa

Juan Martínez Borrero hace un estudio de la pintura popular del Carmen en el mural del refectorio, e interpreta “El español criollo realiza actividades placenteras, recoge frutas, cabalga, se dedica a la cacería, la presencia de la mujer  es notable en una variedad enorme de representaciones” naturalmente que sí, pero lo que no saben los hombres es que su habilidad culinaria, su aparente sumisión, el servirles día y noche desde la época en que Atahuallpa degolló  a los cañaris y sembró sus corazones con el epitafio “los corazones de los traidores veremos que fruto dan”.

La escasez del género masculino, muy sutilmente permitió a las mujeres azuayas de todas las esferas sociales, ejercer un matriarcado en base de una cocina exquisita preparada con las siete especias de las que hablan los cronistas, el anís con un aroma oriental casi como un sahumerio no digo sazona sino perfuma la cocina cuencana, con profusión se encuentra en los bizcochuelos, el pan blanco, los chumales. (O)