El radar de Montecristi

Eliécer Cárdenas E.

_ ¿Qué tal no? Pobladores del cantón Montecristi, en la provincia de Manabí y los mandos militares, llevan a cabo un sui géneris “tira y afloja” con motivo de la instalación de un radar que serviría para detectar las narcoavionetas, que con suma frecuencia aterrizan y despegan de pistas clandestinas en esta bella región litoral.

_ Así es. Muchos habitantes del lugar donde nació el Viejo Luchador Eloy Alfaro, y que el correísmo pretendió convertir en una especie de Meca ideológica y política en favor de su gobierno, como sin don Eloy hubiera sido un antecesor de la denominada “Revolución Ciudadana”, ahora rechazan con espíritu ecologista, que el bosque nativo de Montecristi se vea afectado por la instalación del dichoso radar, que suponemos será bastante grande para que afecte varias hectáreas de aquel paraje natural.

_ Lo curioso es que, confundidos con los indignados pobladores que exigen que el radar no se instale en el cerro de Montecristi, según la prensa, algunos personeros de gobiernos seccionales manabitas estuvieron allí, con repentino fervor ecológico, en pro de que las avecitas, zorrillos y más avifauna del lugar no se vean afectados por el espantoso aparato.

_ Ciertas sospechas vienen, como anillo al dedo, en este caso, es decir, asumiendo que el campesinado montecristense sea sinceramente defensor de su bosque, no lo sería en cambio que elementos de fuera, aparezcan como opositores al radar militar.

_ Quizá existe en la bullanga disimulados intereses protervos, para que simplemente el radar de la pelea no se instale ni en Montecristi ni en otro lugar del Litoral, y así las sospechosas avionetas de matrícula mexicana, sigan utilizando nuestro país como una inmensa pista clandestina.

_Por cierto, el narcotráfico no se combatirá solamente con radares, ya que esta actividad criminal se halla posiblemente ramificada en los más diversos estratos de la sociedad ecuatoriana, incluidas instituciones, empresas, colectivos, etc.

_ Ojalá el radar sea instalado en algún sitio apropiado, pero los radares humanos, es decir quienes deben combatir el narcotráfico, hagan bien su trabajo, y no miren a otro lado cuando las avionetas surquen nuestros cielos. (O)