Fiscalizador Fiscalizado

Edgar Pesántez Torres

Comunicador de Petroecuador, sindicalista, activista social, periodista investigador, político surgido de Pachakutik. Hombre de personalidad férrea, inteligente, combativo y perseverante, condiciones que le permitieron a Fernando Villavicencio Valencia lidiar contra los errores y latrocinios de los últimos gobiernos, especialmente de Rafael Correa y Lenin Moreno.

Su mayor batalla la libró con la Revolución Ciudadana, capitaneada por el fugitivo de Bélgica. En este gobierno se destacó por investigar los actos ilícitos y las atrocidades que cometieron, lo que le ocasionó hostigamientos, persecuciones y enjuiciamientos, hasta tener que huir a la Amazonía y pedir asilo político a Perú; antes la CIDH le concedió medidas cautelares.  

Con estos antecedentes se ganó la confianza del pueblo ultrajado que en gratitud le catapultó a la Asamblea Nacional a través de la agrupación Alianza Honestidad, conformado los partidos políticos Socialista y Concertación. Estos eran tan sólo sus auspiciantes, porque su prestigio era tal que con cualquier asociación política acreditado en el TSE tenía consolidado una curul.   

Una vez posesionado sonaba para presidir la Asamblea, mas, la ambición de grupos hegemónicos con gazuza ilimitada de poder hizo que su nombre abortara. Sin embargo, en la conformación de las comisiones legislativas, su puesto más idóneo era en la Fiscalización, en donde sólo un grupo se oponía porque avizoraba que sus jirones se desnudarían. Fue la mejor opción para la Presidencia de la Comisión de Fiscalización.

Desde el primer día no ha cesado en sus denuncias fundamentadas en contra de los saqueadores de los bienes del Estado, sin amilanarse ni tener miramientos con sus propios compañeros. Su trabajo ha sido arduo y valiente, hasta el punto que una horda de beduinos en discordia ha ido por su carne. Ahora le quieren transmutar de fiscalizador a fiscalizado, coraza para salvaguardarse de la justicia y la cárcel.

Los infectos intentan enlodarlo y diezmar su labor, mas, su popularidad ha ido in crescendo, como puede comprobarse en las redes sociales y la calle. ¡Oh Fernando!: No soy tu amigo, pero sé de tu coraje, conducta y ejecutorias. Hoy que en el Estado pululan sanguijuelas por todo lado, yo abogo por ti.

Te has jugado la vida por precautelar los bienes de la Patria, ahora mereces que tengas defensores y así no claudiques en tu propósito de hacer vomitar a los ladrones y concupiscentes todo lo robado. ¡Hay que alzar la fusta y castigar con severidad a todo caco, así poner escarmiento a sus fiduciarios! (O)