Las Obras Públicas

Marco Carrión Calderón

Con verdadera satisfacción hemos sabido del compromiso que el Ministerio De obras Públicas ha hecho con la Provincia del Cañar sobre el arreglo de sus carreteras en un futuro que ojalá sea próximo. Realmente merece una voz de aliento y de satisfacción que al fin haya interés en remediar la desastrosa situación vial de la zona austral del país. Cada vez que los candidatos a Presidente, a Alcaldes, a Prefectos han podido no han escatimado ofrecimientos de mejorar esa vialidad. Tan pronto como fueron electos las olvidaron.

En la espantosa década perdida se invirtió miles de millones en vialidad en el país. Una pequeña inversión en el Austro. Se construyó carreteras que, con un poco de tiempo de uso, ya están en franco proceso de destrucción. Es evidente que antes que la vialidad llegó la corrupción que se llevó ingentes sumas de dinero a cambio de obras mal hechas. Y con el visto bueno, seguramente, de los órganos de control, de los gobernantes y más gentes de baja calaña.

Hace pocas semanas expresé la esperanza del Azuay porque ahora que el Ministro de Obras Públicas es originario de estos lares, se empeñe algo en sacarnos del abandono. El hecho de que la Provincia del Cañar tenga el ofrecimiento de atención de esa cartera de Estado es algo que resulta muy bueno pues el abandono no ha sido solo para el Azuay, sino también para el Cañar. Pero esperemos que se cumpla.

Pero el siguiente paso tiene que ser la atención a la vialidad en nuestra Provincia. Es el complemente necesario. Solamente con buenas vías puede haber progreso y desarrollo. El turismo precisa de aquello. El comercio y la producción ni se diga. La vida moderna en general necesita urgentemente de vías buenas.

Si sería conveniente, y solicito encarecidamente a nuestro Ministro de Obras Públicas, Nos haga conocer cuáles son las obras que tiene proyectadas para el Azuay, para reparar las vías que están en tan mal estado, para construí nuevas en beneficio de tantos y tantos pueblos olvidados permanentemente. Hay una serie de lugares que todavía tienen caminos de herradura, ausencia de puentes adecuados. Insisto en que las ciudades y esos lugares abandonados del Austro no pueden prosperar si carecen de vías adecuadas. (O)