“Tráfico lucrativo”

No nos referimos a actividades lícitas que implica movilización de bienes o personas respetando las normas vigentes. El más rendidor de los tráficos ilícitos es el de estupefacientes para cuyos actores la frase “sin Dios ni ley” es una tónica que la cumplen con extrema rigurosidad. Otra gestión muy “rendidora” es el tráfico de personas integrada por organizaciones expertas en quebrantar las normas jurídicas de ingreso de ciudadanos a países con mejores condiciones económicas por todos los caminos. Se cree recurren a estos servicios gente muy pobre desesperanzadas en el país en que viven, pero lo real es que deben cubrir los “honorarios” de los traficantes cuyas tarifas no son baratas.

En nuestro país y otros de Latinoamérica se conoce a estos traficantes como “coyotes” que manejan con maestría toda suerte de trucos para no caer en manos de la justicia. Debido a lo casi clandestino de sus actividades, no tenemos un dato confiable de su número, pero la creciente cantidad de quienes buscan entrar en Estados unidos por puertas falsas, nos referimos a nuestro medio, siempre los encuentran y se dice que, en los últimos tiempos, hacen “publicidad” por redes sociales. Se trata de redes bien organizadas como las de todos los mafiosos. Su epicentro está en México dada la vecindad y la larga frontera terrestre con el país codiciado.

El sueño americano no es una novedad, desde la segunda mitad del siglo XIX la migración desde la empobrecida Europa fue muy alta, considerando que se alentaba su llegada pues ese enorme territorio carecía de población suficiente. Desde hace unas décadas la situación ha cambiado y Estados Unidos exige múltiples requisitos para admitir migrantes, pero el sueño es tan intenso que crece el número de los que asumen la aventura con todos los riesgos y costos. Se considera que la pobreza es el móvil que incita correr este riesgo, pero surge la pregunta ¿Cómo gente tan pobre consigue casi veinte mil dólares para pagar los “honorarios” de los coyotes?