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Los cosmonautas de la EEI salen al espacio para poner a punto el módulo Naúka

Los cosmonautas de la Estación Espacial Internacional (EEI), Oleg Novitski y Piotr Dubrov, salieron al exterior de la plataforma orbital para efectuar la primera de las 11 caminatas extravehiculares planeadas para poner a punto el nuevo módulo multiuso y científico Naúka.

La caminata, denominada EVA 49, durará unas 7 horas y 5 minutos, según el cronograma de la agencia espacial rusa, Roscosmos.

Novitski y Dubrov, que forman parte de la misión 65 de la EEI, abrieron la esclusa del módulo ruso de investigación Poisk a las 14.41 GMT y salieron al espacio diez minutos después, según la transmisión en directo de Roscosmos.

Ambos usan escafandras rusas Orlán; Novitski con rayas rojas y Dubrov con rayas azules, que permiten identificarlos desde la plataforma y desde el centro de control en tierra.

Esta es la segunda caminata espacial para ambos cosmonautas. Ya hicieron una en junio pasado para preparar la llegada del Naúka, entre otras tareas.

En lo que lleva de vida la EEI se trata de la caminata 242 y, en lo que va de año, la décima.

La caminata de hoy está centrada exclusivamente en el Naúka, que se acopló el pasado 29 de julio a la plataforma orbital internacional tras ocho días de vuelo autónomo y con 14 años de retraso sobre los planes iniciales.

Durante la actividad extravehicular, los dos cosmonautas instalarán pasamanos en el nuevo módulo ruso y conectarán cables de alimentación, ethernet y de datos, entre el módulo recién llegado y el módulo de servicio Zvezdá.

Además, si les queda tiempo, deben instalar en el Poisk un soporte con tres contenedores «Biorisk-MSN» para un experimento que consistirá en obtener nuevos datos para predecir la resistencia de los materiales de tecnología espacial al factor microbiológico y formular recomendaciones para reducir el riesgo de daños microbiológicos.

También permitirá evaluar la influencia de los cambios cíclicos en la actividad solar sobre las características de la flora bacteriana y fúngica, teniendo en cuenta los factores de variabilidad fenotípica y genotípica, indicadores de resistencia y propiedades agresivas, según Roscosmos.

Por último, debe facilitar el análisis de la posibilidad de preservar la viabilidad de los microorganismos durante la exposición a largo plazo (comparable a la duración del vuelo Tierra-Marte) en el espacio ultraterrestre.

«A los cosmonautas nos gusta salir al espacio exterior (…)», dijo Novtiski en un vídeo publicado antes de la caminata.

«Trataremos de justificar la confianza del enorme colectivo de creadores de estos ingenios espaciales únicos en su género», señaló a su vez Dubrov.

El Naúka, con una masa de 20,3 toneladas y que es el laboratorio espacial más grande lanzado jamás al espacio, fue el primer módulo que Rusia envió a la EEI desde 2010 cuando el Rassvet -utilizado principalmente para el almacenamiento de carga y puerto de acoplamiento- llegó a la estación, y el primero doméstico pesado desde 2000, cuando se lanzó el Zvezdá.

De 13 metros de longitud, 4,2 metro de diámetro en su parte más ancha y un volumen presurizado de 70 metros cúbicos, cuenta con cinco puertos de enganche y con treinta lugares de trabajo, que permitirán efectuar trece nuevos experimentos en distintos campos.

El módulo puede generar oxígeno para hasta seis personas y reciclar la orina para obtener agua potable.

El Naúka contiene además un inodoro, el segundo de que disponde el segmento ruso, una cabina para un tercer cosmonauta y el ERA, el brazo robótico de la Agencia Espacial Europea (ESA).

La segunda caminata de los dos cosmonautas para poner en funcionamiento el Naúka -del total de 11 necesarios- tendrá lugar el próximo día 9 y está previsto que dure unas cinco horas. EFE

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