¡Ya dijimos NO!

Ana Abad R.

La vida pende de un hilo, ahora más que nunca. El Ministerio de Ambiente y la Autoridad Nacional del Agua siguen dando largas a la determinación de las zonas de recarga hídrica, “las autoridades locales remolonean para incluir en su plan de desarrollo la exclusión de toda actividad que atente contra los recursos estratégicos vitales para la ciudad y la región” (Frente Autónomo de defensa del Azuay) mientras la Dundee Precios Metals –la megaminera que compró Quinsacocha– sigue operando y anuncia incluso la inversión de 340 millones con el beneplácito del Gobierno, amparados en los decretos 95 y 151 firmados por Lasso. El pronunciamiento masivo de los habitantes de Cuenca y del Azuay para prohibir actividades mineras en las fuentes de agua no puede ser burlado, ya dijimos ¡NO A LA MINERÍA! Es ¡ahora! o ¡nunca! para que la colectividad en pleno supere “la falta de liderazgo y coordinación de las autoridades locales para enfrentar el centralismo asfixiante y la marginación de Cuenca y la región” (FADA) y exigir que se respeta la decisión popular porque nuestra vida está en peligro, ocho de cada diez ciudadanos ya ¡NO! (O)