Las crisis en los gabinetes de gobierno se vuelven una constante hoy en día. Secuela de la evaluación de los 100 días que en el caso del Gobierno del Encuentro deja más bien algunos desencuentros. Es lamentable que en este caso un gabinete que ya tenía poca participación de mujeres pierda todavía más representación de este género. En algunos casos los cambios reflejan la intención de reforzar lealtad al proyecto político o mayor afinidad ideológica, antes que diversidad de género o raza.
Un gabinete es el reflejo del tipo de gobierno que se espera, el primer símbolo político de comunicación gubernamental. De ahí que su conformación es fundamental para demarcar la agenda o, en este caso, corregirla. Al parecer esa “corrección” va por un camino ideológico más hacia la derecha y, recogiendo las expresiones del Presidente Lasso, de mayor austeridad económica. Algunos han comenzado a observar con distancia y preocupación, sobre todo por el nivel de desempleo, la preocupante migración, el incremento en los combustibles, acompañado de los recortes en educación superior que, junto con las inquietudes en la posible reforma laboral, tienen a las calles como el siguiente escenario de la próxima crisis. (O)
