Por qué no la muerte cruzada

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

            Porque es peligrosa. Inservible y autócrata. Se diseñó en la Constitución con la finalidad de blindar al presidente y profundizar un antidemocrático hiperpresidencialismo. Implica un desequilibrio de los poderes del Estado llegando a romper al principio democrático.

            Muerte cruzada es la denominación que se ha entregado a la atribución establecida en la Constitución por la cual el Ejecutivo tiene competencia para disolver a la Asamblea Nacional implicando como consecuencia de ello, la convocatoria a elecciones tanto de presidente de la República y miembros del Legislativo; ahí́ la razón de su denominación como muerte cruzada al tener como efecto que los cargos de los titulares de ambos órganos del Estado fenezcan. Esta potestad puede ser también accionada por el Poder Legislativo en contra del Ejecutivo. Se cruzan en atribuciones. Se cruzan en competencias, pero no en efectos.

            Pero no es una linda cruzada. Se agobia al Estado constitucional y democrático para traer una institución -mal traída del sistema parlamentario- con la única finalidad de acrecentar atribuciones del presidente. Pues, cuando se acciona la muerte cruzada por parte del Ejecutivo, la Asamblea se disuelve inmediatamente, así, el Ejecutivo pasa a legislar a través de decretos leyes y además, sin fiscalización del Legislativo, pues éste desapareció y consecuentemente gobierna sólo, hasta el día de las elecciones del nuevo Presidente y Asamblea. Si la Asamblea acciona la muerte cruzada, gobierna el vicepresidente hasta las nuevas elecciones.

            El presidente, él solo, puede disolver a un Parlamento de 137 miembros. La Asamblea, requiere las dos terceras partes para destituir al Ejecutivo y luego de que este último presente todas las pruebas de descargo en su seno. El presidente tiene tres razones para disolver a la Asamblea Nacional, ésta última solo dos para destituir al primero.

            El país requiere de atribuciones para gobernar, no para ser más cercano a una autocracia que democracia. Por eso, la muerte cruzada no es el camino. (O)