Defender el Legado

Andrés F. Ugalde Vázquez @andresugaldev

Lo sabemos bien. Cuenca es, sin ninguna duda, la capital industrial del Ecuador. Y no solamente porque su capacidad de producción industrial per cápita, sino también porque es donde la manufactura alcanza su mayor valor agregado. Equipos tecnológicos, línea blanca, textiles, muebles, cerámica, licores, lácteos, embutidos, cartones, plásticos y neumáticos entre un larguísimo etcétera de productos de alta calidad que nos representan en el mundo entero. Un legado construido durante más de cuatro décadas, construido por manos y mentes cuencanas, pues ciertamente nada le debemos al centralismo. Un legado que inició, allá por los años sesenta, bajo la tutela del Centro de Reconversión Económica de Azuay (CREA) y una política pública que gestionó el suelo industrial, la infraestructura y as condiciones para que la manufactura pueda florecer. Un legado que, hoy más que nunca, debemos defender.

Hoy, cuando la mirada del centralismo pretende asignarnos el rol de territorio minero y el destino de productores de materia prima para otras industriales del mundo, hoy más que nunca, debemos reivindicar nuestra vocación industrial y defender los casi doce mil empleos que esta sostiene, los casi USD 5.000 millones de ventas que genera, y los cerca de USD 9.700 millones con los que aporta a la producción nacional, superando por mucho a la producción de Guayaquil.

Y esto es decir bastante para un territorio en el cual, a excepción de Chaullayacu, no se han generado nuevos polígonos industriales en más de 40 años.  Un desafío dentro de esta nueva lógica del gobierno nacional, cuya apuesta va por una reducción arancelaria y una apertura comercial que, muy probablemente, pondrá en jaque a la industria doméstica. Por eso será crítico el asumir algunos roles en este contexto. El ciudadano común, cumpliendo con el deber cívico de preferir y consumir lo nuestro. Y los actores públicos, a su vez, generando política pública desde mesas y comités en los que los empresarios tengan voz y tengan voto. Desafíos de nuestro tiempo, ya lo decíamos, que hoy son urgentes pues, lo diré de nuevo, hay aquí una herencia y un legado que defender… (O)