Corrupción e impunidad

Eduardo Sánchez Sánchez

Verdadera molestia ocasiona en el pueblo, la frecuencia con la que surgen a conocimiento público los escandalosos frutos de una verdadera plaga como es la corrupción enquistada en todas las instancias del quehacer humano, tanto a nivel público como en el campo privado. Un lado se apoya en otro y se genera una verdadera sinergia que lacera el desarrollo de los países y dentro de ellos muy particularmente de las masas populares.  ¿Cuándo se permitió la construcción de un verdadero laberinto de pistas clandestinas?  ¿Cuándo se sembró el sicariato como fruto de las rencillas y pugnas por el comercio de las sustancias sujetas a fiscalización?

Para qué sirven las elecciones que elevan a innúmeros ciudadanos carentes de ética y praxis moral que engrosan las filas de la tragedia del País, llenándose de hechos vergonzosos y alimentando la sinvergüencería que se mantiene de pie merced a la impunidad estatuida, como resultado de leguleyas acciones que desdicen del respeto que se debe tener por un pueblo siempre a la expectativa de mejorar su situación de miseria, en tanto se procede con la compra de vehículos de alta gama, o servicios VIP en hotelería, alimentación, etc. etc.

Descalabro y desesperanza sentimos luego de que las redes sociales juegan un papel protagónico en mostrarnos cómo estos personajes hambrientos, lejos de practicar una política de austeridad en esta época de verdadera hambruna en un Ecuador lacerado por oportunistas durante los últimos años, que se han llevado 70.000 millones de dólares, además de la pandemia que ha bloqueado desarrollo, progreso y libertad.  

¡Qué lástima!, la Política, lejos de servir a conducir los destinos de progreso para la Patria, aprovecha para hundirla en un proceso de miserabilización de los ciudadanos, corrupción e impunidad son las cualidades mayúsculas.  (O)