Peculiar coincidencia

Juan F. Castanier Muñoz

Hace un par de años y, por iniciativa del colectivo cultural Casa Tomada, la Asamblea Nacional confirió la condecoración “Vicente Rocafuerte” a Eliécer Cárdenas Espinoza con motivo de cumplirse cuarenta años de la publicación de su novela emblemática “Polvo y ceniza”. Mi hijo Homero Castanier Jaramillo, que en esa época se desempeñaba como asambleísta, había gestionado el mencionado reconocimiento y el acto se realizó, con auditorio lleno, en el teatro Jaime Roldós A. de la Casa de la Cultura, Núcleo del Cañar. Por razones de fuerza mayor mi hijo no pudo asistir a la sesión solemne y me pidió que lo reemplace en la entrega de la medalla, encargo que lo cumplí con gran satisfacción.


En mi discurso, y entre otras cosas, hice referencia a que yo conocía a Naún Briones algunos años antes de la publicación de “Polvo y ceniza”, a través de una muy interesante crónica de la revista Vistazo, creo que de 1969, misma que se titulaba “Naún Briones, el bandolero romántico”. Cuando al final del evento intervino Eliécer, ¡cual mi sorpresa! escucharle que, justamente aquella vieja crónica de Vistazo, a que yo hice mención, había sido la inspiración del novelista para emprender en su relato. Lo extraño es que yo no sabía ese detalle y por ello la coincidencia adquiría un especial sabor.


Hoy, que sentimos la partida de Eliécer Cárdenas Espinoza, he querido rememorar con tristeza este suceso, como también el hecho de que hace poco nomás tuvo la gentileza de aceptar mi pedido para que haga el prólogo de mi novela “El hijo del sastre” y el jueves anterior a su partida eterna intervino en el lanzamiento de mi libro, junto al doctor Enrique Pozo Cabrera, Rector de la Universidad Católica de Cuenca, auspiciante de la publicación. Indudablemente la desaparición física de Eliécer constituye una gran pérdida para las letras de la región, del país y de Latinoamérica. Su prolífica producción literaria y su involucramiento y compromiso permanentes en el quehacer cultural de la ciudad, se mantendrán en la mente de la comunidad y serán guardados con admiración y respeto. ¡Adiós, querido amigo! (O)