¿Qué queremos del Ecuador?

Eduardo Sánchez Sánchez

Como es usual, los políticos inician sus actividades de crítica destructiva luego de los 100 días de haber iniciado su gobierno el Presidente Lasso M. No es de sorprenderse de estas actitudes por cuanto se inicia con la luna de miel y más tarde surgen los “opositores”, cuando se habla de elecciones, aun cuando éstas sean seccionales. Qué debemos pensar de este accionar, sí no existe un norte de País, pues distante queda la sonrisa y la alegría que mostraron luego de la proclamación del nuevo Mandatario.

Parece matrimonio moderno, pronto surgen las pugnas en vez de aunar esfuerzos para que sea el Ecuador el que triunfe, más allá del mérito que pueda atribuirse al de turno. Realmente, no somos orgullosos de ser ecuatorianos, ni queremos apoyar a que marche a mejores derroteros, siempre actuando en función del lucimiento personal, de mostrarse como el salvador, y no como un ecuatoriano que desea que el País salga de esta crisis agobiante, de ésta quiebra en lo moral, en lo económico, en buscar solución al desempleo, al hambre y desnutrición infantil, a la seguridad pública, etc.


Muchos políticos viven del oportunismo, abusan de la posición que encargaron los electores, se vuelven soberbios y hasta se dan vida de jeques a costa de dineros ajenos. Continuamos encontrando la formación de nuevos partidos, grupos o movimientos políticos con lo cual seguiremos viendo candidatos por docenas y fragilidad democrática. Así se interpreta el triunfo de algunos con cifras ridículas y no por mayoría y con solidez.


En tanto no apoyemos el hombro y rememos en la misma dirección, veremos incremento de pobreza, impunidad e incertidumbre para las grandes mayorías. Seguimos equivocándonos con la selección de las autoridades a través de actos eleccionarios vacíos de contenidos positivos y no con los mejores ecuatorianos necesariamente. (O)