Las pilas recicladas en Cuenca se convierten en monumentos

La empresa municipal ETAPA recolecta 200.000 pilas de todo tipo y tamaño al año.

Una pila AA puede llegar a contaminar hasta 200.000 litros de agua. Sin duda, un dato alarmante y escalofriante que nos hace reflexionar sobre el destino que le damos a estos pequeños pero peligrosos objetos.


Ante esta problemática, la Empresa de Telecomunicaciones, Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de Cuenca (ETAPA EP) cumple con la recolección de pilas y baterías usadas desde hace 15 años en las instalaciones de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Ucubamba.


Lo hace con el objetivo de evitar que estos electroquímicos se conviertan en lixiviados, pues cuando esto pasa comienzan a percolar, es decir a deshacerse. En ese momento los metales pesados se transforman en ácidos metálicos pudiendo afectar gravemente el agua y el suelo.


Francisco Sánchez, subgerente de Gestión Ambiental de ETAPA, destacó que el trabajo que vienen desarrollando en Cuenca es primordial para la convivencia con el medio ambiente, ya que las pilas y baterías de todo tipo son “extremadamente tóxicas”.

Los usos

Se han dado distintos usos a dichos elementos como la construcción de “monumentos simbólicos” en Cuenca, uno de ellos se encuentra en Ucubamba y otro en El Valle.


Para el próximo año, en cambio se busca implementar cámaras de encapsulamiento, que básicamente son bloques bajo tierra completamente sellados para evitar la lixiviación y por ende filtraciones al suelo y agua, pasando a convertirse en una especie de “cementerio de pilas” con resistencia a sismos y/o terremotos.


También se piensa en impulsar convenios con instituciones que elaboren bloques de construcción. En el país todavía no hay una tecnología que permita dar otro uso a las pilas. “En Alemania hay una industria que se dedica a desarmar las baterías viejas y a separar sus componentes que son reutilizados”.

Los aceites


ETAPA también trabaja en la recolección de aceites minerales que son recogidos de diferentes establecimientos.
“Por ley, este tipo de aceites no pueden ser depositados en las alcantarillas, sumideros o aguas servidas, pues traería consecuencias muy graves en la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Ucubama”, dijo.


Los aceites usados son depositados en una piscina de decantación en donde todas las impurezas como hierro y restos de “huaipe” se precipitan al fondo.


Luego pasan por otro filtro para atrapar impurezas menores y terminan en el tanque de depósito que dispone de canales horizontales ascendentes y descendentes para la circulación, similares a un radiador.


Sánchez recalca que de este modo se re-refina este componente para volver a usarlo nuevamente con el mismo grado de pureza de cualquier otro aceite de marca. “Este producto es vendido a empresas que tienen licencia ambiental, a través de un proceso de contratación pública”, acota.

Aceites vegetales

En cuanto a los aceites vegetales existen los proyectos de biocombustibles. Tenemos más de un año recolectándolos, no es mucha la cantidad porque aún no hay un convenio para definir un destino final, dijo.


No obstante, indica que los aceites vegetales usados pueden ser depositados en los diferentes centros de acopio o los tanques recolectores pueden pasar retirándolos en distintos puntos, marcando al número de teléfono convencional: 2836122.
El fin es que no terminen en las cañerías, alcantarillas ni aguas residuales porque complica su tratamiento y contamina.

Proceso de recolección


Javier Crespo, administrador de calidad ambiental de ETAPA EP, indicó que las pilas usadas se receptan en los diferentes centros de acopio. Luego son trasladadas a tanques especiales con cal para evitar lixiviación y oxidación, ubicados en Ucubamba.
La institución además cuenta con dos tanqueros recolectores, con capacidad de 1.500 galones, que recogen pilas, baterías, así como aceites minerales. Trabajan de lunes a viernes, divididos en zona norte y sur. “ETAPA es la única empresa pública que tiene licencia ambiental para recolectar este tipo de desechos”, añade.


Debido a la pandemia las recolecciones han bajado considerablemente, por lo que hace un llamado a que los ciudadanos se pongan en contacto con la empresa para retomar estas acciones en beneficio del medio ambiente, comunicándose al siguiente contacto: 4175555.

Informalidad

Por otra parte, el funcionario lamenta que el aceite usado se ha vuelto un “negocio informal” porque se lo puede utilizar como combustible alterno en mediana y grandes industrias por bajar los costos.


Sin embargo, cuando existe una “mala combustión” este contamina la atmósfera y cae como lluvia ácida.
“Hay terceras personas que compran el aceite quemado, por lo que venimos realizando operativos conjuntamente con la Gobernación del Azuay, Intendencia, Consejo de Seguridad Ciudadana, Ministerio del Ambiente, y la Comisión de Gestión Ambiental”.


ETAPA vende el aceite filtrado a Bio-factor, empresa que realiza un tratamiento especial para reutilizarlos.
Esa empresa cumple todos los estándares necesarios para comercializrlos nuevamente. Incluso se ve la posibilidad de solicitarle una dotación de aceites para los propios vehículos de ETAPA.


“Somos parte de la economía circular dentro de la agenda 2030, evitando la contaminación de combustible fósiles a la atmosfera y al agua, estamos poniendo nuestro granito de arena”, acota.

Programas de educación


Conscientes de estas problemáticas y considerando que los niños son el futuro del país, ETAPA a promueve programas de educación ambiental, dirigidos principalmente a niños de 10 años.


Andrés Martínez, uno de los educadores ambientales del programa “Agua para Todos” que se desarrolla desde 1998, habla de la necesidad de llegar con mensajes de esperanza a los más pequeños con el mensaje de cuidar el líquido vital, impartiendo sus conocimientos en los centros educativos de Cuenca. “Llegamos con información sobre la gestión integral del agua.

Es importante concienciar sobre ese tema a tempranas edades, ya que los niños son muy preocupados con el medio ambiente y son conscientes de la problemática que vivimos a nivel mundial. Ellos prácticamente se han convertido en los guardianes del agua y toman su rol muy responsablemente”.


El año anterior trabajaron telemáticamente con 2.500 estudiantes de los sextos de básica, pertenecientes a 76 planteles rurales y urbanos, que pertenecen al sexto de básica. (I)