Los “inquietos”

Juan F. Castanier Muñoz

En relación a la aparición del nombre del presidente Lasso, según una investigación de un grupo periodístico internacional sobre cuentas en paraísos fiscales, ha salido a la palestra la bancada parlamentaria correista para calificar de “inquietante” tal información. Como quién tiene una “inquietud” debería denominarse “inquieto”, vamos a dirigirnos a estos “inquietos” ciudadanos expresándoles nuestra sorpresa, ¡no es para menos!, por su reacción inédita frente a la información mencionada. ¿Cómo así, gente que no se “inquieto” por los precios del terraplén de El Aromo, de la repotenciación de la refinería de Esmeraldas, del poliducto Pascuales-Cuenca, del parque de Los Samanes, etc., sale ahora a “inquietarse” por los resultados de una investigación que aún no muestra documentación en firme? ¿Cómo así, ciudadanos que vieron con impavidez los negociados con Odebrecht, el manejo cínico y grosero de los organismos de control, el nombramiento inmoral de los responsables de la fiscalía y la contraloría, la metida de la mano en la administración de justicia, los pativideos, la narcovalija, el apagón electoral, los vuelos del avión presidencial, el fraude de la Yachay, las inversiones del IESS, etc, nos vienen ahora a quejarse de que están “inquietos”?

Existen grupos políticos y sociales en el país que por su trayectoria dirigencial e institucional se encuentran calificados moralmente para exigir explicaciones al gobernante de turno o a cualquier funcionario estatal, sobre tal o cual asunto que tenga que ver con la transparencia en las gestiones administrativas y aun en la conducta cotidiana, pero, lo sucedido con el sector parlamentario correista debe analizarse a la luz de una conducta rayana en la desfachatez y la desvergüenza. Y como para poner la guinda al pastel, el “emparamado” Arauz y, desde el “mero” Méjico, hace su reaparición, y no justamente para cantarnos una ranchera, sino para pedirle la renuncia al presidente Lasso. Hay temas en que, definitivamente, el correísmo “de callado, se defiende mejor” y, en el caso de Arauz, permaneciendo guardado en la maleta del ventrílocuo. (O)