La restauración de la religión

Hernán Abad Rodas

En la historia de la humanidad, para enfrentar a las formas de poder, han aparecido otras que, mediante ortodoxias y fanatismos religiosos se imponen y ahogan a las que son vencidas, como probablemente sucederá con los Talibanes que se tomaron nuevamente el poder en Afganistán.

¿Por qué los Talibanes llegaron al poder?, Por su mística religiosa islámica Sunita. Talibán significa en lengua pastún, estudiante de teología.

¿Por qué acumularon resistencias?, por sus intolerancias al imponer su visión y versión de la Sharía, cuerpo de derecho islámico, en todos los órdenes, con la consecuencia de marginación y castigo a quienes supuestamente lo infringían. La exclusión y sometimiento de las mujeres están entre lo que más se repudian.

La religión es una actitud frente a la vida que permite al hombre afrontar la dificultad de ser humano. La religión es un campo bien labrado de esperanza y cultivado en el amor. La religión es una fuerza espiritual que mantiene unida a la sociedad.

Cada vez que un pueblo perdió la fe en su religión, sucumbió a la desintegración social interna y a los ataques extranjeros, la civilización caída por la pérdida de su fe, fue siempre remplazada por una nueva, inspirada en una religión diferente, ideales y objetivos distintos.

La mayoría de religiones tienen como base sólida el amor; sentimiento que es el impulso espiritual de dar en lugar de tomar, es el deseo de volver a poner el yo en armonía con el resto del universo del cual se enajenó, en virtud de su innato egoísmo.

La restauración de la religión, debe comenzar en cada ser humano, el que tendrá presente que siempre existe la posibilidad de que nos rindamos al gran espíritu, en un ambiente de ritos y cultos, al arrodillarnos, al rezar sin palabras, al denunciar las injusticias, al amar la verdad, al ser solidarios, al pensar que nunca el hombre está más cerca de Dios que cuando se empeña en servir a sus semejantes, a pesar de lo que podamos pensar de los dogmas teológicos.

En este sentido, el culto se convierte en una verdadera experiencia estética que es de uno mismo, muy similar, por cierto, a la de ver el sol que se oculta

detrás de un horizonte de árboles y colinas. Para un hombre o mujer así, la religión es un acto final de consciencia: una experiencia espiritual muy semejante a la poesía. (O)