En el VAR de la política nacional

Leonar Durán

Sería fácil confirmar las zancadillas y los fauls descalificadores de

quienes solo pretenden dañar al rival.

Sabedores que tienen rabo de paja y que hasta caminan por el mundo con

tarjeta roja; o que deben esconder el dinero de los partidos sobornados,

buscan, de ser posible, hasta la caída del estadio, no importa si es con

hinchas y todo.

Sería fácil detectar la posición adelantada en la que siempre juegan los

que creen tener el esquema táctico para ganar el partido, aunque sea

jugando con pelota cuadrada; movilizando a los suyos si el árbitro no

les da gusto por sus lanzadas al área de las 18 yardas y fingir un

penalti.

Si hasta han escrito que incendiarán el estadio si no bajan el valor de

las entradas o congelan el de las papas fritas y hasta el de las

camisetas chimbas.

No habría problema en comprobar que un director técnico, conocido como

“líder cantonal”, juega con doble alineación en todos los partidos. Si

no le dan gusto con la una, con la que ofrece juego limpio, al menos en

apariencia, lanza la otra para invadir la cancha y provocar la caída y

limpia contra el árbitro y sus rivales.

Y hasta le importa un pito si para ganar el encuentro tiene que juntarse

con quienes dice que no iría ni al baño, peor al páramo, aunque, ya se

sabe, hasta duermen juntos allí.

Sería fácil comprobar que hay jugadores y técnicos que viendo las malas

condiciones del estadio ni se diga las de los hinchas, salen a la cancha

solo para el peloteo, amagan, buscan tener árbitro propio; y su único

afán es ganar el próximo campeonato, así sea regalando entradas y

camisetas.

Qué fácil resultaría comprobar las jugarretas, el amaño de partidos, los

offside en que siempre están, de los 137 dribladores, paquetes, los más;

que hasta pueden llevarse la pelota y el estadio entero, ni se diga

cambiarse en el podio pantaloneta y camiseta.

Dirán que hay excepciones. Mmm. ¡Qué lo diga el VAR!

Nada raro sería comprobar que hay jugadores que siendo sancionados con

la roja juegan, faulean, tiran saliva al rival; o que teniendo la

amarilla, “les vale…”.

¿Ven? Vale la pena un VAR para la política ecuatoriana. Nos salvará

hasta de la desmemoria. (O)