Contra la inseguridad

Coincidencia o no con los resultados de una encuesta difundida en estos

días, el presidente Guillermo Lasso decreta el “estado de excepción por

grave conmoción interna en todo el territorio nacional por el plazo de

60 días”.

Según esa encuesta, la principal preocupación de los ecuatorianos es la

delincuencia, seguida de la falta de trabajo, la pobreza y la

corrupción.

Los altos niveles de inseguridad, en mayor o menor grado, son

escalofriantes. El sicariato siembra el terror día y noche. Los asaltos

también dejan víctimas mortales, y gran parte de los perjudicados no

denuncia por temor a represalias o sabe de la liviandad de la justicia.

Se ha dispuesto la movilización del Ejército en El Oro, Guayas, Santa

Elena, Manabí, Los Ríos, Esmeraldas, Santo Domingo de los Tsáchilas,

Pichincha y Sucumbíos, para complementar el trabajo de la Policía

Nacional.

Empero, la aplicación del Decreto podría incidir de manera desfavorable

para Cuenca y Azogues en sus próximas fiestas. El feriado lo piensan

aprovechar para reactivarse económicamente; y muchos actos programados

se efectuarán por las noches. Su duración puede ser incompatible con el

dispuesto en el estado de excepción.

Sus autoridades deben pedir al gobierno las precisiones de rigor. No

está por demás.

Tampoco está demás exigir mayores y efectivos controles de la Policía y

el Ejército; pues, si habrá operativos de magnitud en otras provincias,

la delincuencia podría recalar en Cuenca. Se prevé la visita de miles de

turistas cuya garantía de seguridad será el primer incentivo.

Tras anunciarse el Decreto, los sectores adversos a Lasso prefieren otro

ángulo para interpretarlo. Se quiere, dicen, limitar o anular las

movilizaciones previstas para los próximos días, atizadas, podría

pensarse, para “celebrar” el fatídico octubre de 2019.

Los gobiernos, no todos por cierto, apalancan su gestión en el sentir de

la gente. Y los ecuatorianos quieren seguridad.

Ojalá el presidente no se acostumbre a gobernar bajo el estado de

excepción, pues es un síntoma poco democrático si se abusa de él.