Exhiben objetos inéditos de la II Guerra Mundial y el Holocausto en Londres

El Museo de la Guerra Imperial de Londres inauguró dos galerías dedicadas a la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto que reúnen más de un centenar de historias humanas marcadas por la guerra y el genocidio, con todo tipo de objetos y artículos provenientes de unos ochenta países, algunos de ellos exhibidos por primera vez en público.

Situadas en dos plantas diferentes, las nuevas galerías quedan interconectadas por una gran bomba V1 suspendida del techo que “hace físicamente de enlace” entre la exposición dedicada al Holocausto, en la planta superior, y la de la Segunda Guerra Mundial, en la inferior.

“Lo que queremos dejar claro es que las dos narrativas no son independientes y que realmente trabajan juntas. Para entender el Holocausto tienes que conocer la Segunda Guerra Mundial y viceversa”, cuenta la comisaria de las galerías, Kate Clements, que lleva cinco años preparando el proyecto.

El artefacto es el punto en común de las dos exposiciones pero se ve desde perspectivas diferentes. Desde la galería sobre el conflicto bélico de abajo la narrativa se centra en el trabajo forzoso en la fabricación de armamento, mientras que arriba se cuenta cómo los prisioneros judíos excavaron los túneles y construyeron los espacios donde se pudiesen fabricar ese tipo de bombas.

El objetivo es aprender sobre los años 30 y 40 (incluyendo los años previos de gestación del conflicto y la posguerra hasta 1949, pasando por los Juicios de Núremberg) a través de historias personales: soldados y población civil, adultos y niños, personas que lucharon en el frente y personas que se quedaron trabajando en la retaguardia, nazis y víctimas del genocidio.

En más de 3.000 m2, se exhibe todo tipo de material, desde vídeos grabados por Eva Braun, pareja de Hitler, hasta uniformes de guerra, cartas, fotografías e incluso uno de los pocos y excepcionales certificados de nacimiento de una superviviente del exterminio nazi, Eva Clarke, que nació en un campo de concentración.

También se recrean escenas cotidianas, como la cocina de una casa de aquella época y un modelo de refugio antiaéreo que proliferaron en los jardines de los británicos durante el conflicto, aunque las muestras no solo se centran en la experiencia británica, sino que, en palabras de Clements, ha querido afrontar el reto de contar “una historia global”.

A los artículos que ya pertenecían a la colección del museo se han tenido que añadir y buscar de nuevos a través de adquisiciones y préstamos de instituciones y particulares de diferentes continentes, como una pieza del acorazado estadounidense «Arizona», destruido en Pearl Harbor en 1941, que todavía no se había exhibido fuera de Estados Unidos. EFE