Tiempos de resiliencia

Viviana Bernal Estrada

Se menciona en repetidas ocasiones que las personas debemos ser resilientes, asumiendo que al coste que sea tenemos que superar los infortunios de la vida y adaptarnos a la adversidad; así mismo, nos “propician” a ganar confianza para desarrollar una serie de destrezas que nos permitan salir adelante frente a cualquier situación negativa. Personalmente considero que ninguna persona debe prever a manera defensiva dicha resiliencia y por qué no decirlo, predisponernos como blindaje simbólico a los malos tiempos; lástima que sea una realidad que en algún momento y con distinto nivel de carga emocional y otras asociadas, en alguna etapa de nuestras vidas, todos y todas tengamos que hacerlo.

Las personas debemos ser por naturaleza humana seres libres, capaces de desarrollar cada una de nuestras fortalezas de manera plena y satisfactoria, lo que implica que la resiliencia no debería ser un elemento entendido como connatural impuesto imperceptiblemente por el dominio del entorno sino como una forma de brindar afecto y apoyo a un cuerpo social a fin de fortalecer el tejido social y así desarrollar la capacidad de relacionarse en armonía; sin embargo, esta repetitiva resiliencia no deja de ser un constante “tira y hala” entre la tolerancia per se y el optimismo desde la propia percepción.