Violencia alarmante

En un cercano pasado, los ecuatorianos nos enorgullecíamos porque que nuestro país era una “isla de paz”, al comparar con la fuerte violencia que se vivía en nuestros vecinos Colombia y Perú a causa de la guerrilla y sendero luminoso. En nuestros días la mencionada afirmación ha perdido fuerza si es que no se ha borrado. Los espacios informativos de los medios nos alarman con lo casos de asesinatos cuyos autores rara vez son capturados Se añaden hechos insólitos como las matanzas en algunos centros de rehabilitación ocasionada por rivalidades a muerte entre bandas cuyos integrantes se dan modos de contar con armamento mortal en centros en los que el control de estos mortales artefactos debe ser impecable.

El narcotráfico, organización para la que la violencia es el principal lenguaje, se ha intensificado en nuestro país, con sus normas de espacios defendidos a sangre y fuego por bandas de traficantes. Estas organizaciones delictivas no tienen fronteras y cuentan con centros muy fuertes en algunos países como México y Colombia. Ecuador, que era un espacio de tránsito va perdiendo esta condición ya que para los narcos hay mayores facilidades para la comercialización ilegal a países altamente desarrollados en donde los costos de los consumidores. ilegales son muy elevados. Mientras siga la prohibición el negocio seguirá muy rentable.

La captura de cargamentos de droga, según las noticias, son más frecuentes y ahora se habla de toneladas, lo que es positivo, pero se mantiene la inquietud de que la cantidad de toneladas que logra éxito en los embarques debe ser mucho mayor. En los últimos diez años, esta situación ha empeorado. El gobernó actual ha manifestado su intención de intensificar el combate contra este enemigo y ha decidido una mayor participación de las fuerzas armadas en el proceso. Esperamos que haya éxito en esta tarea y que la violencia e inseguridad ciudadana casi imposible eliminarla totalmente disminuya sustancialmente su intensidad.