¡Confrontación creciente!

Análisis político Marco Salamea Córdova

Los acontecimientos sociales y políticos de los últimos días parecerían encaminar a Ecuador hacia un incremento de la confrontación; una situación derivada principalmente de un procesamiento inadecuado de las diferencias y contradicciones por parte de instancias institucionales del Estado como el Gobierno y la Asamblea, y de la inobservancia creciente de las normas inherentes a un Estado de derecho.

Así, por ejemplo, si el Ejecutivo desde el inicio hubiera enviado su iniciativa legislativa “Creando oportunidades” en tres proyectos de ley (como dispone el artículo 136 de la Constitución) y no en uno, no se hubiese producido un conflicto innecesario con la Asamblea. 

Sn embargo superado ese desacuerdo, con la rectificación que realizó a respecto el Gobierno, un  nuevo conflicto podría producirse con la negativa de Presidente de la República para comparecer ante la Comisión de Garantías Constitucionales de la Asamblea, encargada por esta para investigar el caso de los “pandora papers”; pues más allá de que se esté o no de acuerdo con quienes integran la Asamblea, esta constituye el Organo Legislativo del Estado y una de sus funciones fundamentales es precisamente la fiscalización al poder público; desconocer esto, por parte de cualquier autoridad,  significaría poner en entredicho la legalidad democrática

Por otro lado, asomaría como positivo para su gestión política que el Presidente hable de diálogo; pero no resultaría positivo que al mismo tiempo se tilde, a los que expresan desacuerdos con sus propuestas y leyes, como “conspiradores”, “desestabilizadores” y “golpistas”; un discurso que era característico de Gobiernos anteriores y que parecía iba a ser superado en el Gobierno que se autocalifica como “del encuentro”. La oposición a los Gobiernos es consubstancial a un régimen democrático; sólo en dictaduras y en regímenes totalitarios se combate o se impide su existencia.

La coyuntura política actual del país, caracterizada por una agudizada crisis económica, social y de seguridad, debería conllevar un ejercicio de la política y del poder sustentado en la ecuanimidad y el beneficio para todos los sectores de la sociedad; sin embargo, la política real parece que tenderá a llevar a sus actores a una mayor confrontación. (O)