La vida humana es un tránsito en el tiempo. A lo largo de la existencia todos construimos algo, cuyos resultados tienen peso en la colectividad. Vivir no solo es pensar, es ante todo actuar superando los condicionamientos del instinto que nos identifica con los demás integrantes del reino animal. Cuando dejamos de existir biológicamente queda un legado cuyo peso, importancia y duración, difiere según las capacidades y actitudes frente a la vida. Esos legados con gran frecuencia se limitan a los grupos íntimos, pero hay algunos que lo sobrepasan y se incorporan a la comunidad por generaciones por su persistencia física y espiritual. Quienes dejan ese legado, se incorporan a la historia.
La creatividad puede proyectarse en diferentes aspectos de la vida humana. Uno de ellos es el estético, que responde a una de las peculiaridades de nuestra especie: captar belleza y crearla mediante obras de diversa índole cuya meta es generar ese tipo de placer que todos buscamos. Las denominadas artes visuales son respuestas a esa forma de creatividad ya que, además de tener la capacidad de razonar, tenemos también la de captar y expresar lo bello en sus múltiples dimensiones. Con frecuencia suele preferirse la facilidad para superar los problemas prácticos, pero también apreciamos los contenidos estéticos de las obras.
Eudoxia Estrella ha dejado un muy rico legado de belleza para quienes hemos sobrevivido a su existencia. Cuenca fue considerada en el país tierra de poetas por el especial culto a las obras literarias, pero desde el pasado siglo comenzó a abrirse paso con fuerza la pintura gracias a la capacidad y dinámica de artistas que la cultivaron con éxito. Eudoxia es un muy importante hito en esta área creativa, no sólo por la extraordinaria calidad de sus pinturas sino por su entrega total a que esta dimensión humana sea más apreciada y reconocida mediante la creación de centros culturales en esa área y la transmisión mediante la enseñanza. La vida de esta persona se consagró con fuerza y entrega a esta dimensión. (O)
