Independencia y neocolonialismo

Carlos Castro Riera

Pasamos el bicentenario, ahora conmemoramos los 201 años de independencia de Cuenca, pero el centralismo y el neocolonialismo siguen causando marginación y desatención a los problemas principales del Cantón, amenazas al patrimonio natural y decisiones del poder central que irrespetan la soberanía del pueblo cuencano para favorecer a las transnacionales mineras.

Con contadas excepciones, Cuenca sigue soportando la inequidad, el abuso, la indolencia y la arbitrariedad del poder centralista en la distribución de los recursos fiscales nacionales con desproporción absoluta en relación con el aporte tributario y otros recursos que Cuenca entrega al Estado central con total solidaridad social con los demás pueblos y ciudades.

De nada sirven las innumerables reformas tributarias que se han implementado en el país, y una más que está pendiente, si continua la inequidad en la redistribución social y territorial del presupuesto del Estado, y si las políticas nacionales de los gobiernos de turno permanentemente canalizan la renta nacional hacia los mismos grupos de poder económico y político contribuyendo a la acumulación y concentración de la riqueza.

Esta situación centralista y neocolonial no debe continuar, tanto más si se desafía a la dignidad y voluntad soberana del pueblo de Cuenca que prohibió la explotación minera metálica en las zonas de recarga hídrica de nuestros ríos principales.

Se está jugando con la supervivencia y desarrollo sustentable de Cuenca cuyo territorio cuenta con inmensas ventajas comparativas, con un patrimonio natural inigualable relacionado con el agua que ya es y será el recurso estratégico más disputado por los pueblos. De esta realidad estratégica deben tener conciencia todos los sectores ciudadanos incluyendo los esbirros de las transnacionales mineras, que siquiera deben mirar por el presente y futuro de sus familias.

En estas circunstancias, es necesario avanzar en un proyecto que nos dote de una verdadera autonomía y autodeterminación a Cuenca y asumir acciones unitarias, democráticas y constitucionales que hagan respetar los intereses estratégicos y vitales comunes de Cuenca y el Azuay. El gobierno central debe dilucidar si quiere reencontrarse con Cuenca o con las transnacionales mineras. (O)