Obras son amores…

Claudio Malo González

…Y no buenas razones. La sabiduría popular nacida de la “universidad de la vida” sintetiza en frases cortas y desbordantes de sentido la realidad en su plena dimensión. Nos hemos calificado de animales racionales, hemos incorporado el lenguaje al proceso de comunicación, pero por sobre todo vivir es actuar, transformar las ideas en hechos reales. Las conclusiones finales de la reunión de Glasgow están en la categoría de “buenas razones” ante los cuidados intensivos que amenazan al planeta, por nuestra agresión desmedida a irreflexiva de que ha sido víctima.

Está llegando la tierra a condiciones límites para mantener sus condiciones posibilitadoras de la vida, no es exageración afirmar que necesitamos cuidados intensivos. El tan admirado desarrollo tecnológico e industrial, al ponerse en práctica ha puesto en evidencia nuestra irresponsabilidad en el tratamiento del entorno físico. La ambición de riqueza y poder, alegando a veces exageraciones al peligro, ha justificado acciones que están llegando a límites en el deterioro ambiental posibilitador de la vida colectiva. La acumulación de riqueza y poder amenazan la subsistencia colectiva.

Los combustibles naturales y orgánicos han contaminado groseramente el aire que garantiza la vida. Ante esta ilimitada contaminación hay que recurrir a energías limpias eliminando a las anteriores. Una de las resoluciones de Glasgow es reducir el uso del carbón, padrastro de la revolución industrial, sustancialmente. Consideramos que se trata de una “buena razón”, pero….

Esperamos con cauto optimismo que se convierta en “amores”, aunque sea muy tarde. A los defensores de este mineral hay que convencerlos que lo barato sale caro, en este caso, catastrófico. (O)