Sinceridad

Hugo Lucero Luzuriaga

Actualmente, y llegando a la tolerancia, se miente frecuentemente en detrimento de la sinceridad, calificada como la cualidad de expresar y obrar con la verdad sin fingimientos u otras intenciones. Insinceridad encontramos desde en el entorno familiar generando conflictos domésticos hasta en las mismas autoridades locales, nacionales y mundiales. A esta falta de sinceridad hay que denunciar y combatir en función de no ser engañados, por el contrario, ser respetados.

Dentro de la insinceridad se incluyen los dobles discursos como que el Gobierno nacional entre aplausos en Glasgow logra la ampliación de la reserva marina en Galápagos defendiendo la naturaleza, mientras que en su propio país preconiza la explotación minera y el incremento de la extracción de petróleo. En lo local, dudamos de la sinceridad de nuestro Alcalde, cuando muy “contento” informa que ha cumplido con el 78% del plan de trabajo presentado en el CNE, que puede ser veraz, pero que ante los mandantes en función de obras ofrecidas en su campaña poco se ha hecho y que en nada justifica la citada aseveración. En lo regional, ofrecieron la mayoría de asambleístas azuayos de unidos trabajar por la provincia, siendo al momento una falacia inducida por intereses partidistas y personalísimos, no fueron sinceros consigo mismos peor con la región. Nos mintieron los gobiernos de turno desde hace 8 años que nos iban a entregar una carretera de 4 carriles desde El Descanso hasta Gualaceo, pero no fueron sinceros de manifestar que no era de sus prioridades o que no había presupuesto. Y hasta a los ecuatorianos nos hablan de encuentros y de conversaciones, pero no son sinceros cuando lo que se trata es de reuniones y diálogos de sordos.

Ante un potencial conflicto social, ante tanta insinceridad, urge que se sincere el caso Pandora Papers; que los Iza y compañía manifiesten qué pretenden bajo influencias de fugitivos. Es la hora de enarbolar la sinceridad ante un pueblo que duda de los estados de excepción y afines cuando la inseguridad, corrupción y mentira acechan al sufrido pueblo ecuatoriano. (O)