Efectividad del diálogo

El precio de los combustibles es la manzana de la discordia entre el
gobierno nacional y varios sectores sociales liderados por la CONAIE.
Siempre lo ha sido. De eso no cabe la menor duda.
Tras la larga jornada de diálogo en Carondelet, volvió a aplazarse un
potencial acuerdo en torno a ese problema, tan antiguo como antiguos son
los subsidios en el Ecuador, pese a su alta incidencia en los desajustes
presupuestarios, al fomento del contrabando y el narcotráfico.
La respuesta a la exigencia de tales organizaciones deberá esperar dos
semanas, o más. El gobierno se tomará su tiempo para analizarla, no
tanto a la luz de la realidad económica del país, peor a la de refinar
los combustibles, sí para desactivar potenciales caos derivados de
movilizaciones, por ahora solo suspendidas.
Si los precios del diésel y de las gasolinas no son revisados, cuando
menos a los propuestos por la CONAIE y otros sectores, podría retornar
la agitación social. Ellos se amparan en la incidencia directa en alto
costo de la vida. Una disyuntiva nada fácil para el gobierno, así siga
tratando de persuadir sobre la necesidad focalizar los subsidios.
En medio de esa especie de incertidumbre, vale relievar el diálogo. El
gobierno ha dado muestras evidentes de llevarlo adelante, aun con los
sectores sociales y políticos diametralmente opuestos a sus planes
económicos.
En estos días también dialoga con partidos y movimientos políticos en
torno a su propuesta tributaria enviada a la Asamblea Nacional. Uno de
ellos, Izquierda Democrática, también le sugiere bajar el precio de los
combustibles.
Ahora el Comité Empresarial pide al gobierno revisar la propuesta de
reforma tributaria. Afectará más, según argumenta, a la economía; a la
clase media con el recálculo del impuesto a la renta; y hasta pide una
“moratoria fiscal”. Así, se abre otro frente con el cual dialogar.
Empero, el diálogo, pese a los reveses, debe empezar a rendir frutos.
Ecuador ya debe comenzar a ser gobernado pisando en tierra firme, no en
base a intereses corporativos, y mirando a largo plazo.