Muy vieja para estar sola, muy joven para opinar

Camila Corral Escudero

Ya no eres tan joven, Camila. Deberías pensar en casarte y tener hijos, Tatiana. Rezo todas las noches para que encuentres a alguien, Daniela. Está bien que estudies, pero ¿no será hora de parar, Cristina? Trabajas mucho y te olvidas de lo importante, Fabiola. ¿Esos libros te van a cuidar cuando envejezcas, Gabriela? Tú puedes hacer más porque no tienes hijos, Elisa. Tu problema es que tu vida es el trabajo, Virginia. El tiempo no pasa en vano, Sara. No le dediques más años a esto, Liz. A los chicos les intimidan las mujeres fuertes, Constanza. Es solo trabajo, Estefanía.

¿Cuáles son tus credenciales válidas para opinar, mijita? Tal vez tengas razón, pero ¿dónde está tu jefe, mi niña? Suena justo, pero las cosas aquí se hacen como mande la autoridad, preciosa. Quiere cambiar las cosas porque es joven, pero la ilusión se va con el tiempo, corazón. Mejor no diga nada y no se meta en líos, mi amor. ¿A quién pediste permiso para hablar de esos temas, chiquilla? No nos gustan las mujeres que hablan muy alto, pequeña. ¿Y quién te va a leer a vos, loquita?…

¿Cómo hace una para saber si está en la flor de la juventud o si el arroz se le está pasando?; ¿qué emisario de la cuencanidad se encarga de decirnos cuándo ya se nos permite hablar?, me pregunto mientras me unto una mascarilla antiarrugas, le subo el volumen al perreo en mi computador y presiono enter para enviar estas líneas al periodico. (O)