¿Rehabilitación?

En el pasado, el delincuente era una persona que libremente tomaba la decisión de causar daños de diversa índole a otras personas y que debía ser aislado de los entornos sociales como castigo a sus actos dañinos. Las prisiones eran lugares como mazmorras obscuras y malolientes con castigos adicionales. El criminólogo italiano César Lombroso habló de criminales natos que habían venido a este mundo como delincuentes. Hoy predomina la idea de que los delincuentes adquirieron eta condición por influencia de los entornos sociales. Las prisiones –conocidas como centros de rehabilitación tienen el propósito de reintegrar luego de la pena debidamente habilitado para reintegrarse sin problemas.

Las masacres ocurridas en estos centros en los últimos tiempos replantean el problema ya que las “prisiones” se han convertido en centros operativos de bandas de delincuentes para continuar con sus acciones dañinas manejando intimidaciones y chantajes. Rivalidades entre estas bandas han llevado a acciones armadas internas que han cobrado más de 300 vidas. Esta perversión de los centros de rehabilitación manejados tan solo por guías carcelarios exige que el tiempo que sea necesario se cambie de política y se hagan cargo del control de estos centros fuerzas del orden como policía y ejército para enfrentar al crimen organizado.

Los operativos no deben limitarse al interior de las prisiones ya que uno de los problemas es el ingreso de armas a esos centros superando toda prohibición y control. A grandes males grandes remedios y la permanente presencia de integrantes de la policía y las fuerzas armadas es una exigencia. Con el sustancial incremento del narcotráfico en nuestro país que comenzó con el cierre de la base de Manta por decisión de Correa, las mafias han cobrado fuerza creciente que hay que enfrentarlas sin contemplaciones recurriendo a métodos similares. Las mencionadas masacres son el resultado de la incapacidad de enfrentarlas en gobiernos anteriores. Al actual le toca asumir esta tarea.