El tiempo

José Chalco Salgado

Dicen que el tiempo es el mejor amigo de varios objetivos. A veces, para alcanzar un logro, en otras ocasiones para desarrollar con madurez una actividad, también para cumplir sueños, o inclusive para dominar la realidad. Sí, el tiempo suele ser medido como una especie de esperanza.

Pero para la Asamblea Nacional el tiempo es algo así como que nada. Entre proyectos de ley presentados, resoluciones inconclusas, mociones que vienen y van, acuerdos, conflictos e intereses. Pues, el Poder Legislativo duerme o pasa el tiempo. Mejor dicho, desconoce del tiempo.

Sí. La actuación del Legislativo ante el proyecto de urgencia en materia económica que fuera enviado por iniciativa del Ejecutivo en materia tributaria, es cuestionable. No resuelve aprobar, tampoco modificar y aún menos rechazar la propuesta del Presidente. Aquello, aunque sea la Asamblea el espacio para condensar las opiniones y tendencias de los distintos sectores económicos, políticos y sociales del Estado; prefiriendo hacer así una especie de sainete parlamentario conducente a la anulación del sentido del órgano más plural, representativo y democrático del país. Y el tiempo pasó.

La Constitución del Ecuador estable que cuando se presenta un proyecto normativo calificado por el presidente como urgente en materia económica, tiene la Asamblea que tratar su aprobación o rechazo en un plazo de 30 días; su silencio trae la conocida fórmula del “Ministerio de la Ley” que en realidad es la orden constitucional expresa que el proyecto se convierta en ley con la publicación en el Registro Oficial.

Así, la nueva Ley en materia tributaria está vigente y cualquier modificación o derogatoria a ella, se podrá realizar por exclusiva atribución del Presidente de la República, pues la propia Constitución dispone que la iniciativa normativa en materia tributaria es de dominio del Ejecutivo. Y la lluvia cayó, y a la Asamblea el tiempo le pasó. (O)