Dimensiones del amor

El amor como actitud humana, es un componente de la vida humana valorado y anhelado por todos. Casi imposible pensar en alguien para quien el amor nada signifique. Este don propio de nuestra condición tiene muchas dimensiones. En el sentido de proyección en la conducta frente a los demás, puede expresarse de múltiples maneras. En nuestra cultura algunos tienden a identificarlo con el enamoramiento como antecedente de la familia, pero hay otras expresiones como la amistad y el filial. El cristianismo se fundamenta en si dimensión universal; el prójimo involucra a todos y al funcionar genera la paz que elimina odios y agresiones.

La Navidad es la festividad que mayor importancia da al amor. Cristo vino al mundo para redimirnos en una expresión inigualable del amor que desplaza al egoísmo y exalta la entrega a los demás. Fundamental al amor es la renuncia a legítimas o ilegítimas aspiraciones personales para conseguir el bienestar de los otros. Estas renuncias no son sacrificios ya que el mayor gozo de las personas se da al disfrutar de las satisfacciones de los seres amados al recibir esas renuncias. El aserto “mejor es dar que recibir” se cumple a plenitud en el caso del amor. La admiración de quienes han renunciado a todos por los demás, más que en el supuesto sacrificio se debe a la firmeza en tomar la decisión.

La paz global es la ausencia de violencia en las colectividades por la superación de conflictos. La paz individual es la quietud del espíritu ante la ausencia, por lo menos temporal, de agresividades. Amor y paz no son manifestaciones aisladas se complementan a plenitud y con frecuencia se identifican. Difícil decidir si el amor es requisito indispensable para la paz, o a la inversa. Meta ideal de la Navidad es la permanencia de estas actitudes que supera todas las ambiciones y limitaciones. El amor real se manifiesta en obras, más que pensarlo o exaltarlo, debemos ponerlo en práctica en lo pequeño y lo grande.