Ecuador luce orgulloso su pasillo: «Alma del pueblo» y patrimonio humano

El Ministerio de Cultura y Patrimonio celebró la declaratoria en el Museo del Pasillo. @Cultura_Ec

Ecuador celebró este martes la decisión de la Unesco de incluir al pasillo en la lista de Patrimonio Intangible de la Humanidad, una distinción que sus habitantes lucirán con orgullo porque es «el alma del pueblo».

Así lo describió el diplomático Fabián Valdivieso, director de Asuntos Culturales de la Cancillería ecuatoriana, en una ceremonia en la que se anunció el reconocimiento efectuado a este género musical por parte de la Unesco.

El organismo de Naciones Unidas también acogió en su lista de patrimonios inmateriales a la Fiesta Grande de Tarija, en Bolivia; las festividades panameñas del Corpus Christi; la cerámica del pueblo awajún, en Perú; y la conmemoración en torno a San Juan Bautista, en Venezuela.

EL PASILLO RESUME LA IDENTIDAD ECUATORIANA

«El mundo entero ha reconocido un valor inmanente de la cultura ecuatoriana», dijo Valdivieso al asegurar que «el pasillo resume el alma del Ecuador» y le da identidad a su gente.

Incluso la diáspora de ecuatorianos, millones que han salido del país en las últimas décadas en busca de mejores días, han llevado este género como «símbolo de la nacionalidad», agregó en la ceremonia efectuada en el «Museo del Pasillo», en el casco histórico de Quito.

El pasillo «es lo que somos», ese mestizaje que combina «la alegría y la ternura», ese «sentimiento de cercanía y de lejanía» que rodea a los habitantes del país de la Mitad del Mundo, explicó Valdivieso.

EL PASILLO: UNA JOYA PARA CUIDAR

Alfonso Espinosa, subsecretario de Memoria Social del Ministerio de Cultura, abonó la idea y dijo que la declaración de la Unesco sobre el pasillo implica una responsabilidad, pues ha dado a los ecuatorianos «una joya para cuidar».

El escritor y periodista Juan Carlos Morales, quien participó en la investigación para la validación del pasillo como patrimonio ecuatoriano, base para el reconocimiento internacional, coincidió en que este ritmo es «el alma del pueblo».

Sus orígenes se remontan al siglo XIX, en plena campaña por la Independencia colonial (se dice que Simón Bolívar sabía bailarlo) y el surgimiento de la Gran Colombia, remarcó Morales.

A finales de ese siglo y la entrada del XX, presidentes antagónicos como el conservador García Moreno y el liberal Eloy Alfaro coincidieron en traer al país a intérpretes europeos para nutrir las academias musicales ecuatorianas, lo que constituyó un segundo momento para el pasillo.

Morales recordó que un momento especial en la historia del pasillo fue un cambio en las notas predominantes del ritmo, lo que permitió la adaptación de la lírica desarrollada por los poetas que en la década de los años treinta del siglo pasado pertenecieron a la denominada generación de «Los decapitados», cuyo máximo exponente fue Medardo Ángel Silva, quien plagó con sus versos al género musical ecuatoriano.

JULIO JARAMILLO, EL RUISEÑOR DEL PASILLO

Otro momento de este género fue su internacionalización, de la mano del reconocido cantante ecuatoriano Julio Jaramillo, «El ruiseñor de América», cuya voz se extendió por casi toda la geografía latinoamericana y que, además del pasillos, cantaba tangos y boleros.

Sin embargo, para Morales, el mayor exponente del género es el ecuatoriano Gerardo Guevara y su canción más representativa es «El espantapájaros», con el que Ecuador logró ver reflejada su identidad musical.

El escritor consideró que la declaración del pasillo como Patrimonio Inmaterial de la Unesco supone también un desafío para que este género, como en su momento sucedió con el tango argentino, resurja y se desarrolle. EFE

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