Mírame

Viviana Bernal Estrada

Soy tu hijo, también soy tu hija, que una sentencia no permita que nos volvamos a encontrar o que nos distanciemos por derecho, que sean nuestras “cosas” en común las que nos una y las que nos impregne un solo e imbatible sentimiento, el amor.

Cuídame sin presiones, sin disputas, sin síndromes ni sentencias que me dañen, que me marquen o que me impidan ser libre y feliz; impúlsame a ser un ser seguro y segura de quien soy y de saber siempre reconocer lo que tú significas para mí, mi madre o mi padre; son títulos que únicamente yo te los sabré otorgar.

Soy tu ejemplo y tu legado, pero, sobre todo, soy la más pura evidencia del amor que algún día existió; no permitas que lo que alguna vez fue amor, hoy sea algo que se difumine y sea yo quien reciba compromiso, obligación o, pero aun compasión.

Mírame como soy, frágil y vulnerable, aquí no hay edad ni sexo que importe, si tan solo pudieras mirar a través de mis ojos, sabrás que en mí solo existe curiosidad sin medida para algún día llegar a semejarme a ti, tal vez diferente, tal vez con más errores o probablemente con más virtudes, pero igual, jamás. Tú, mi padre o mi madre son únicos, genuinos, insuperables e insustituibles y en esa misma unicidad, día tras día, me reflejo en ti.

Impregnado está en mi ser tu voz y tu escucha, tu presencia completa o interrumpida… tu actuar en la historia de mi vida; y eso, únicamente eso, es lo que debería realmente importar. (O)