Sol Invictus

Marco Antonio Piedra Aguilera @mpiedra0768

Desde muchos años atrás, hemos desarrollado celebraciones en torno al nacimiento o resurgimiento de numerosas deidades solares, el culto rendido de parte de nuestros predecesores llevaban fuertes cargas de ofrendas, peticiones e intenciones que iban ligadas con sacrificios de diversas índoles cuyo fin último era el de agradar a quienes, según la creencia de la época, iban a bendecir con frutos en el próximo ciclo venidero.

En nuestra Latinoamérica, justamente por estas fechas se gestaban importantísimas ceremonias en agradecimiento a la Madre Tierra en las cuales se brindaban ofrendas por los frutos recibidos durante el periodo que acababa de transcurrir. Justamente, en el solsticio de verano para nuestro hemisferio, se alertaba a toda la población que estábamos próximos a entrar en la época de siembras, época en la que nuestra cosmovisión nos manifestaba que debíamos escoger a las mejores semillas a fin de que estas sean sacrificadas y enviadas a una muerte segura en el interior, en el mismísimo útero de la madre tierra para que posteriormente estas sean germinadas por la presencia de los rayos de sol y se genere esa nueva esperanza de vida, resurgiendo otras vez a la superficie terráquea en número superior al sacrificado y con la certeza de haber servido para sustento y desarrollo de la raza humana.

Muy consientes como debemos estar de que no somos los únicos sobre el universo entero, hablando como especie racional, ni que tampoco tenemos la verdad definitiva al momento de poder gestar a algún ser regente en nuestros caminos, debemos darnos un espacio para reflexionar sobre la fase regeneradora de la especie humana, devolviendo al planeta nuevas experiencias cargadas de positivismo y progresismo. Sin más que decir, deseamos a toda la humanidad y, en especial a Usted mi estimado lector, un ¡Feliz Sol Invictus! (O)