Máxima alerta por el Covid

El relajamiento en exceso, las aglomeraciones durante las fiestas por Navidad y Fin de Año, el poco uso o uso inadecuado de las mascarillas, la falsa sensación de seguridad, entre otros factores, son el caldo de cultivo para un nuevo rebrote del Covid-19 en Ecuador, como sucede en resto del mundo.
Las variantes delta y ómicron, sobre todo está última por su alta capacidad de contagio, ponen al país en vilo.
Las restricciones impuestas por el Comité de Operaciones Emergentes, COE nacional, y de algunos COE cantonales, al parecer no surtieron el efecto deseado.
Los comportamientos colectivos son difíciles de controlar, máxime si en Ecuador la masiva vacunación sembró una falsa ilusión de seguridad.
Las playas estuvieron llenas. Las aglomeraciones en las ciudades no fueron la excepción. Centenares de viajeros yendo de un lado a otro sin tomar los debidos recaudos, reflejaron, como antes, la indisciplina ciudadana.
La variante ómicron pronto será predominante en Ecuador. Los hospitales están en máxima alerta. Escasean, hasta en el sector privado, las pruebas PCR; y en el público, se hacen solo con prescripción médica para racionalizarlas, dada la alta demanda.
Guayaquil vuelve a ser el foco de atención. Los contagios y los muertos diarios adquieren cifras preocupantes. Por eso, el COE cantonal dispuso ingresar a la fase de alerta 3, próxima a alerta roja.
El Ministerio de Educación suspende las clases presenciales y virtuales en los planteles fiscales entre el 10 y el 16 de enero. A los particulares les da alternativas: suspender o retomar las virtuales en un 100 %.
En ese lapso deben vacunarse los niños mayores a cinco años; igual los profesores. Se reportan 384 docentes y 94 alumnos contagiados.
El Ministerio de Salud reconoce el “incremento acelerado” de casos a nivel nacional. Incluye a niños. Más preocupante todavía.
Por lo descrito, el panorama no es nada halagador. Si bien el gobierno descarta el confinamiento, corresponde a la población actuar humanamente. Implica ni siquiera pensar en el Carnaval. O es la vida, o es la muerte. (O)