Vialidad en el Azuay

Tito Astudillo y A.

No me gusta hablar sobre temas que por repetitivos se vuelven un lugar común, casi demagógicos, sobre los que se ha dicho tanto y tanto pero, como hemos llegado a un punto casi sin retorno, aislados por tierra y por aire cuando es urgente reactivar la economía y el turismo, el tema del transporte vuelve a ser prioridad.

Hablando de una situación vial regional, -el país termina en el Nudo del Azuay-, se ha dicho repetidamente, realidad cuestionable. El Oro, Loja y Morona cuentan con un sistema vial que contrasta con el del Azuay, entonces pienso que el asunto pasa más, por la gestión local, por el rol que cumplen las instituciones responsables de este campo y nuestro compromiso. Desde que recuerdo, en la escuela memorizamos: vías del Austro en construcción: Paute, Méndez, Morona; Gualaceo, Limón; Sígsig, Chinguinda, Gualaquiza; Cuenca, Girón, Pasaje; Cumbe, Oña, Loja; Cuenca, Molleturo, Naranjal, pienso las más importantes y he pasado la vida escuchando y transitando estas vías en eterna construcción. La ilusión de la rehabilitación del ferrocarril Sibambe – Cuenca, quedó en eso.  Vivimos con asombro la historia de la aviación comercial a Cuenca, tantas empresas que “saludaron la bandera”, hasta que se “hicieron humo” los vuelos a Guayaquil y se redujeron a la capital, para completar el aislamiento, justo cuando se quiere reactivar la economía post pandemia.

Creo que todos somos responsables de la postergación vial de la provincia en la medida de nuestra indiferencia y apatía a la hora de exigir nuestros derechos y justas aspiraciones en múltiples aspectos y, concretamente, sobre vialidad interprovincial, conectividad aérea y la rehabilitación del ferrocarril Sibambe Cuenca. (O)