Ordenanza de ordenamiento

Carlos Castro Riera

El Concejo Cantonal de Cuenca tramita en primer debate el proyecto de Ordenanza que regula el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial y el Plan de Uso y Gestión del Suelo, frente a la cual se han reiterado las críticas a su pecado original: la débil participación ciudadana en su elaboración, ya que dicha ordenanza al ser como la ley fundamental del Cantón debe expresar los consensos ciudadanos frente a los grandes problemas de Cuenca.

El primer gran consenso que debió lograr el gobierno municipal es sobre la visión o características esenciales de la comunidad cantonal que queremos construir colectivamente, lo que implicaba organizar diálogos con participación de la sociedad civil y las instituciones públicas de Cuenca.

Ese proyecto de vida de Cuenca, se debe plasmar en los primeros mandatos de la ordenanza, seguido de las normas rectoras sobre el resguardo del patrimonio natural, ecosistemas frágiles y ríos de Cuenca; luego pasar a la determinación de los sectores y territorios del cantón por sus condiciones específicas, las relaciones de la ciudad con sus parroquias, espacios verdes, soberanía alimentaria y frontera agrícola, suelo industrial, lotes sin edificar, reservas de suelo para vivienda social, grandes equipamientos, accesos a la ciudad, sistema de movilidad, salud y más servicios, desarrollo cultural y otros grandes temas. Esto es, unas normas de rango constitucional local.

Lastimosamente la Ordenanza que se esta debatiendo en gran parte reproduce las normas de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial Uso y Gestión del Suelo (LOTUGS) en vez de abundar en las normas directrices principales sobre el PDOT y PUGS y las determinaciones del uso del suelo en los diversos territorios específicos urbanos y rurales, acompañados de los mapas normativos pertinentes, para hacer de la Ordenanza un instrumento unitario, coherente, práctico, entendible, que evite la discrecionalidad, otorgue seguridad jurídica y sea de fácil consulta y ejecución.

La Ordenanza señala que forman parte de ésta, una cantidad de textos de miles de hojas cuya frondosidad y telaraña permitirá la arbitrariedad a más de que dependerá su plena aplicación de otras ordenanzas y reglamentos que se dicten en el futuro. El reino de la incertidumbre. (O)