Agrupaciones políticas

En la Grecia Clásica para los procesos electorales todo ciudadano podía ser candidato, lo que se explica debido al reducido número de habitantes. Con la expansión del sistema en el mundo contemporáneo ha sido necesario que se creen organizaciones con ideas y proyectos propios para poner a consideración de los electores las realizaciones que esperan poner en marcha en caso de triunfar. Estas organizaciones requieren un orden y deben acoplarse a las normas establecidas. Con esta modalidad se pone a los electores no sólo los candidatos sino las ideas que estructuran los partidos y los programas de gestión que proponen.

En los Estados en los que funciona la democracia con madurez y se ha desarrollado una cultura democrática en los habitantes, el número de organizaciones denominadas partidos es reducido y han evolucionado históricamente. Es lo sensato y deseable ya que no tiene sentido que funcionen organizaciones de esta índole con una multiplicidad de ideas y programas y peor aún que para satisfacer cuestionables ambiciones personales se creen “partidos” que permitan acceder al poder. Los partidos concebidos con solidez se actualizan con el transcurso del tiempo para acoplarse a la problemática de un ordenamiento social cambiante. Importante para estas organizaciones es su actualización ya que no tiene sentido tratar de acceder al gobierno con patrones ya superados en la evolución social.

En nuestro país el ordenamiento político para posibilitar la conformación de partidos es demasiado permisivo y en los procesos electorales se han dado casos de organizaciones que han tenido una muy baja proporción de votantes. Además, no ha sido raro que la mentalidad caudillista haya llevado a crear partidos que se agotan en las condiciones de caudillos de turno. Es indispensable que haya reformas para impedir esta proliferación que ha llegado al ridículo y que restan seriedad a la democracia.