¿Los pájaros están en contra de las escopetas?

Hugo Lucero Luzuriaga

Una migrante venezolana embazada es asesinada con un arma cortopunzante infringida por un malhechor en presencia de una decena de policías; un policía es muerto por arma de fuego disparado por delincuentes en una de las calles de Guayaquil; policía que dispara a delincuente en pleno asalto en Quito es procesado por homicidio; y un policía es sentenciado a 3 años 4 meses de prisión por disparar a delincuentes en defensa de ciudadanos víctimas del hampa. Son 4 historias que se repiten casi similares y con relativa frecuencia en nuestro país, relatos que indignan, de manera especial el último que obligó a tomar partida incluso al mismo Gobierno Nacional que no comprende cómo por defender a los ciudadanos del hampa, son sentenciados policías a prisión.

Adicionemos los acontecimientos recientes ocurridos en las cárceles del país en donde se evidenció que los antisociales están mejor armados que los policías, lugares donde se visibiliza una corrupción galopante sin que autoridad alguna haya tomado las acciones correctivas, cuanto más que sumar elementos policiales no bien entrenados y poco armados para poder enfrentar a mafias que se han instalado en los recintos carcelarios, y que también pululan en las calles del país.

Lo descrito denuncia la caótica realidad carcelaria, una justicia distorsionada por un cuestionado sistema jurisdiccional ecuatoriano, una policía integrada por elementos desmotivados con salarios bajos, sin los requerimientos indispensables que han conducido en ocasiones a delinquir en favor de bandas criminales altamente organizadas y que se manejan por el poder del dinero, la fuerza y la muerte.

Sr. Presidente: creemos que es el momento de plantearse y proponer cambios en el sistema judicial y carcelario, en la policía y más protagonistas afines, es el momento de actuar como primer mandatario impulsando consultas al soberano y sobre todo es la hora de defender al verdadero pueblo que confió a usted en la urnas, caso contrario, estaríamos aceptando como un hecho el acabose de la justicia y el aserto de que: “los pájaros están en contra de las escopetas”. (O)