Los que se van…

Claudio Malo González

No me refiero al libro de cuentos de Demetrio Aguilera Malta publicado en 1930, ícono en la narrativa del Ecuador, sino al largo problema de los migrantes que arriesgan sus pellejos para establecerse en Estados Unidos desde hace varias décadas, problema incierto para los que parten y lleno de expectativas positivas de los que se quedan “en casa” con frecuentes crisis familiares. Se trata de múltiples historias llenas de incertidumbres y expectativas con finales felices o frustrantes.

Siguiendo la práctica de que “la mala noticia es buena noticia” los medios de comunicación  informan de desventuras en las aventuras de algunos, pero es  raro encontrar algunas noticias con “finales felices”. Es muy frecuente que personas con limitados recursos se endeuden y se pongan en manos de coyotes con el propósito de mejorar los ingresos de los que se quedan si bien no contamos con datos estadísticos serios que cumplan este propósito y parte de los dólares ganados retornen para los necesitados.

Informa la prensa que en menos de un año han llegado a nuestra provincia 673 millones de dólares en remesas, cifra que puede competir con algunas exportaciones formales. Sin negar el dramatismo de este proceso, con la frialdad de los cálculos económicos, podemos  decir  que se trata de una importante “fuente de divisas” que no llegan a calificados empresarios que se manejan con millones, sino de personas muy pobres que alivian la precariedad de sus vidas.

No cabe poner en segundo plano los dramas humanos que estas situaciones  generan,  pero no hay que descartar las bondades que pueden  provenir de lo negativo.

Desde luego, hay permanentes ganadores en esta situación cargada de dramatismo: los coyotes. (O)