Por Cuenca  y el Azuay

Eduardo Sánchez Sánchez

La provincia de El Azuay, merced a su topografía e hidrografía, se constituye en el corazón energético del País. La garganta del río Paute en donde se construyó la represa que lleva el nombre del ilustre azuayo, Ing Daniel Palacios Izquierdo, quien descubriera el lugar ideal para tal propósito. La magna obra ha brindado un extraordinario aporte para el desarrollo nacional, colaborando con el crecimiento de la economía, la educación, la industria, etc, de manera general, en esta época en que existen un sinnúmero de equipos eléctricos tanto a nivel doméstico cuando industrial, en los centros educativos y por doquier. Todo es eléctrico y/o electrónico en los días que cursamos.

En estos días se ha levantado una corriente en contra del Proyecto Soldados-Yanuncay, planificado por la Empresa Elecaustro, que ha propósito ha mostrado a lo largo de su existencia y gestión, cualidades que la describen como honesta, disciplinada, técnica y ética. Así luce el manejo del Río Machángara, que contempla el cuidado del páramo y sus humedales, acopio de agua y regulación de escorrentía, producción de electricidad, mantenimiento del caudal a lo largo de los 12 meses, control de inundaciones, construcción de canales de riego para usos agrícola y pecuario, reforestación, el muy importante aporte de la materia prima para la planta de potabilización de Tixán, ésta sirve a Cuenca con la producción del agua potable en un 60 a 65% de su consumo.  También realiza educación ambiental y manejo de huertos familiares para los nativos y avecindados a lo largo del curso del río, aportando con una verdadera política de conservación de todo el sistema ripario.

En el caso del Río Yanuncay, gran parte del Páramo se encuentra privatizado y sin control estatal, muchos irrespetaron el ecosistema y hacen ganadería. Ya existen visos de una pronta actividad minera, es decir acciones antrópicas que degradan los procesos bióticos en dicho corredor. Da la impresión de que intereses politiqueros están agrediendo a la colectividad, sin que exista un debate científico que exponga la conservación de esta riqueza para beneficio colectivo. (O)