Credibilidad perdida

Caroline Avila @avilanieto

El problema no es el fútbol o el aforo en el estadio. El problema es la pérdida de credibilidad en las instituciones.  El incremento en la desconfianza es una barrera frente a cualquier política pública en materia de riesgo sanitario.  Tan grave como la diseminación de información tergiversada o desinformación en general, es la actitud ambigua de las instituciones llamadas a velar por la seguridad de la población.

Hace quince días, ante el incremento en los indicadores sobre contagios de COVID y ocupación hospitalaria, que han sido difundidos de manera pública, las autoridades decidieron cerrar escuelas y colegios, reducir aforos y activar un semáforo que puso en alerta roja a casi 200 cantones en el país.  Así, en una rueda de prensa, el COE Nacional, junto con el Ministerio de Salud y de Educación nos hicieron recordar los acontecimientos de hace dos años atrás.  Las preocupaciones familiares van de la mano con la indignación dado que han pasado dos años y la solución sigue siendo cerrar escuelas.  Dos años y el problema volvía a ser la escasez de pruebas.  La impresión ese momento era que la pandemia no nos daba respiro (literal y simbólico).

Una semana después el discurso cambia, aunque no quedó claro si el cambio se daba por los indicadores sanitarios o por las presiones económicas.  El mensaje que quedó en el país es que el principal combatiente del COVID era la Federación Ecuatoriana de Fútbol, única entidad capaz de derrotarlo (nótese mi sarcasmo).  Más allá de la broma, la resolución del COE Nacional, por más información técnica que quiera presentar, no guarda coherencia con la percepción de fragilidad sanitaria que tiene la población.  Esto, alimentado por las disputas y falta de acuerdos en los distintos niveles de gobierno.

Es importante reiterar que los discursos en el contexto del riesgo deben ser coherentes con las acciones.  La credibilidad de las instituciones debe ser resguardada como un tesoro, porque de su buena salud depende, en situaciones de riesgo, la vida y la seguridad de la población. (O)