La solidaridad aflora en medio del dolor por la tragedia que enluta a Quito

Vista panorámica del lugar donde se concentró la mayor parte de materiales del aluvión. API

Pasadas las 18h00 del lunes 31 de enero del 2022, un flujo de lodo que bajó por la calle La Gasca, ubicada en el centro norte de Quito. A su paso arrastró autos, contenedores de basura, postes de alumbrado público, árboles, piedras y personas.

Según el último reporte del Municipio de Quito, 25 personas fallecieron en el siniestro, 12 todavía se encuentran desaparecidas y 47 están heridas, 2 tienen lesiones de gravedad. El alcalde Santiago Guarderas declaró tres días de luto en la ciudad.

Para Isabel del Hierro la señal de alerta de lo que estaba ocurriendo fue el corte masivo de electricidad que se produjo en todo el barrio, hasta ayer en la tarde no recuperaban el servicio; desde ese momento comenzaron las escenas que ella califica como “horribles”, decenas de autos y personas descendían por la calle principal del barrio.

“No sabíamos si seguían vivos, sentíamos una impotencia espantosa de no poder ayudarles”, afirmó la moradora del sector, quien ayer durante todo el día participó en labores de limpieza en las que colaboraron militares, policías, bomberos, empleados de empresas de la zona y vecinos.

El aluvión recorrió al menos 20 cuadras hasta llegar a la avenida 10 de agosto, una de las arterias principales de la capital, aunque a su paso dejó destrucción, el daño mayor se ubicó en la parte superior, en el barrio La Comuna de Santa Clara de San Millán, donde el desbordamiento del colector de la quebrada Pambachupa arrasó con una cancha deportiva y varias construcciones del sector.

La sobrina de Wilmer Moreira llegó al sector a buscarlo, la tarde del lunes él había informado a su familia de la intención de acudir al campeonato de vóley que se realizaba en la mencionada cancha, en el sitio localizaron su vehículo, pero él no estaba, ayer por la tarde se informó que había sido encontrado, sin vida.

Así quedó, como muchos, un vehículo por el paso del aluvión. API

Para los moradores del sector era común ver la cancha llena todos los días, tenía cerramiento, dos tribunas y era cubierta por un galpón, de todo esto, quedó apenas unas pocas gradas. Los asiduos visitantes eran personas que se dedican al negocio del transporte, la evidencia son taxis, camionetas y camiones que quedaron enterrados por el lodo.

Paula Muñoz aseguró que esa tarde la cancha estaba llena, al menos 100 personas observaban los partidos de ecuavóley, por eso desconfía de la cifra oficial de fallecidos, pues el aluvión no le habría dado la oportunidad de escapar a casi nadie.

A Jacqueline Guamán, parte del equipo de rescatistas de la Cruz Roja, lo que más le llama la atención es la fuerza con la que el lodo arrastró a los vehículos, del interior de un auto que terminó en una casa a la que no le pertenecía rescataron a una familia de tres personas, estaban heridas, pero vivas.

Ahora la preocupación de los moradores del sector se centra en ayudarse entre vecinos, queda mucho lodo por limpiar, en algunas casas llegó hasta la segunda planta, afectando sus cimientos, ya no podrán volver a habitarse.

Pero además les preocupa que vuelva a llover como ayer, según Diego Jurado, del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), las precipitaciones fuertes en la capital continuarán por al menos 48 horas, por lo que la alerta en la zona se mantiene, pues el colector sigue taponado.

Por parte del Gobierno nacional, el vicepresidente Alfredo Borrero, pues el presidente Guillermo Lasso se encuentra en un viaje oficial a China, garantizó que se buscarán soluciones a largo plazo, con el objetivo de que lo que ayer sucedió, no vuelva a ocurrir.

Familiares de las víctimas lloran al conocer el desenlace. API

Espacio para la solidaridad

El apoyo entre vecinos no se evidenció solo en la limpieza de las calles, varias organizaciones, centros educativos, iglesias y gremios se ofrecieron ayer para recopilar víveres y artículos que las familias requieren.

El apoyo de la ciudadanía se hizo evidente ayer al mediodía, cuando llegaron a la zona del desastre los primeros alimentos preparados, muchos de los que participan en las labores de limpieza no habían comido desde la noche del lunes.

Además, las instalaciones de la Cámara de Comercio de Quito se convirtieron en un centro de acopio al que acudieron varias personas y empresas. En los próximos días se seguirá recopilando cobijas, ropa, alimentos no perecibles, agua, entre otros artículos.

Algunos supermercados también activaron sus instalaciones como centros de acopio y ofrecen incluso extenderse más allá de los límites de la ciudad de Quito y permitir la adquisición de víveres de cualquier parte del país y encargarse del traslado a la capital.

Los animales también resultaron afectados, para ayudar a perros y gatos que quedaron heridos o abandonados, se activaron los integrantes del Movimiento Animalista Nacional, que junto a un grupo de veterinarios ofrecieron servicios gratuitos de consulta médica e incluso cirugía.

Por su parte la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade) se ofreció a reparar todos los vehículos que resultaron afectados por el aluvión, Genaro Baldeón, presidente del grupo, afirmó que no descartan que, en algunos casos, se reemplace el automotor en su totalidad, pues muchos quedaron inservibles.

API

¿Por qué se produjo el aluvión?

Según informó Santiago Guarderas, alcalde de Quito, desde la madrugada del lunes se registró en Quito un promedio de lluvias de 75 litros por metro cuadrado, cuando según el Inamhi se esperaba un máximo de 2 litros, esto desencadenó en la saturación del suelo de las laderas del volcán Pichincha.

La cantidad de lodo, agua y árboles que bajaron por la quebrada Pambachupa provocó que el embalse, que tiene una capacidad de 4.500 metros cúbicos, se desbordara, pues recibió más de 20 mil metros cúbicos de material, cuatro veces más de su capacidad.

El alud que bajó por las calles de La Comuna y La Gasca llegó a estos barrios tras sobrepasar la torre de contención, que tiene una altura de 9 metros, la cual fue taponada por varios árboles.

Othón Zevallos, gerente de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento de Quito (Epmaps), informó que a los 75 litros por metro cuadrado que cayeron el lunes en Quito, se unieron otros 140 litros que se habían acumulado por lluvias de días anteriores, los cuales, al descender por una caída que tiene un 60% de pendiente, convirtieron a las calles del sector en “un tobogán”.

Los moradores del sector apunta por lo sucedido a los impulsores del proyecto Urkupamba, que promueven la creación de un columbario (sitio para albergar cenizas de personas fallecidas), en las laderas del Pichincha, para lo cual, en las últimas semanas, se habrían talado varios árboles del sector.

Tanto Zevallos como el alcalde Guarderas rechazaron las acusaciones que los moradores del sector vertieron en contra del proyecto, pues señalaron que este se realizarán más al norte de la ciudad, y según el alcalde, en el sobrevuelo que realizó en el sector, pudo evidenciar que no existen signos de deforestación.

Para otros expertos, como la investigadora Blanca Ríos, ecóloga botánica, hay varios factores que inciden en lo que ocurrió: el cambio climático, la mala planificación de la ciudad y el tipo de suelos que hay en Ecuador. (I)